domingo, 24 de abril de 2011

El síndrome de fatiga crónica también afecta a los adolescentes

El síndrome de fatiga crónica, que muchas veces se considera como una enfermedad que solo afecta a los adultos, afecta a los adolescentes también, pero con frecuencia se pasa por alto, según un nuevo informe holandés que aparece en la revista Pediatrics.
Aunque el síndrome es mucho menos común entre adolescentes que entre adultos, con frecuencia no se diagnostica, sobre todo entre los médicos generales, según el Dr. S.L. Nijhof, coautor del informe y médico del Hospital Pediátrico Wilhelmina del Centro Médico Universitario de Utrecht.

Nijhof no se refiere al cansancio típico de los adolescentes ocupados y en pleno desarrollo. "La fatiga es una queja común de los adolescentes, con un buen pronóstico", afirmó Nijhof. "El síndrome de fatiga crónica es mucho menos común, pero con consecuencias graves".
Nijhof y sus compañeros de investigación recolectaron datos de 354 médicos generales de los Países Bajos que respondieron a una encuesta nacional que se enfocaba en nuevos pacientes diagnosticados con el síndrome de fatiga crónica, lo que incluía la prevalencia de la afección entre sus pacientes, o sea el número de casos en un momento dado. También recolectaron información de un registro que recogía los diagnósticos nuevos de los pacientes adolescentes de fatiga crónica en hospitales pediátricos, lo que incluía el número de casos nuevos por año, o sea la incidencia de la afección.

Encontraron que alrededor de uno de cada 900 adolescentes desarrollaba fatiga crónica, una cifra muy inferior a la de la población adulta. La prevalencia fue de 111 por 100,000 adolescentes, y la incidencia anual fue de doce por 100,000.
Sin embargo, casi al 75 por ciento de los adolescentes no los diagnosticaron sus médicos generales, sino un pediatra u otro proveedor de atención de salud, según informó el estudio.

De los médicos generales participantes, apenas la mitad dijo que aceptaba el síndrome de fatiga crónica como un diagnóstico definido en sus pacientes adolescentes. En comparación, el 96 por ciento de los médicos de departamentos de pediatría consultados afirmó que lo aceptaba.
"Deseamos crear una conciencia entre [los médicos generales] y respaldar la idea de que los adolescentes con fatiga grave deben ser remitidos a un pediatra", apuntó Nijhof. "El síndrome de fatiga crónica es mucho menos común [en los adolescentes], pero con consecuencias graves".

La encuesta reveló que el 90 por ciento de los adolescentes con la afección tenían considerable ausentismo escolar, lo que se define como faltar a la escuela al menos quince por ciento del tiempo.
La Dra. Nancy Klimas, directora del Centro de Fatiga Crónica de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, que trata a adolescentes que sufren de la afección, dijo que los hallazgos del estudio reflejan una realidad.

En primer lugar, los padres deben estar conscientes de que la enfermedad puede afectar a los adolescentes, planteó. "Muy frecuentemente ocurre tras una infección con mononucleosis", dijo, y añadió que con frecuencia los adolescentes vuelven a la escuela y a las actividades demasiado pronto, y que eso puede relacionarse con el inicio de la fatiga crónica.
Klimas apuntó que entre los síntomas de la afección se encuentran dolor muscular y articular, dolor de garganta e inflamación de los nódulos linfáticos. Un adolescente podría despertarse exhausto tras dormir toda la noche. El adolescente podría también tener problemas de memoria o concentración, además de dolores de cabeza.

Y si un atleta adolescente que sufre de la afección vuelve a los deportes demasiado pronto, podría sentirse realmente mal al día siguiente, algo que Klimas llamó "reincidencia inducido por el ejercicio". Esa es una señal de consultar al pediatra, señaló.

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