Durante varios años los
científicos han sospechado que un mismo proceso biológico es responsable de dos
grandes trastornos en el organismo: el cáncer y el envejecimiento.
El hallazgo podría conducir
a un tratamiento contra cáncer y obesidad.
Y ahora, una nueva investigación descubrió que este
mismo proceso parece jugar un papel también en la obesidad.
En experimentos con ratones, científicos del Centro
Nacional de Investigaciones Oncológicas de España (CNIO), descubrieron que los
animales que tenían un grupo de genes que se sabe tienen un efecto protector de
cáncer no sólo lograron vivir más sino resultaron más delgados que los que
comían menos que ellos.
Los científicos estaban investigando inicialmente el
vínculo entre el gen protector de cáncer y su efecto en la longevidad.
Pero "la verdadera sorpresa", afirma el
estudio publicado en Cell Metabolism, fue el impacto de estos genes en
la obesidad, lo cual a su vez tiene consecuencias beneficiosas para prevenir
trastornos como diabetes y enfermedad cardiovascular.
Se sabe que las mutaciones en un grupo de genes,
llamados Pten, conducen al desarrollo de varios tipos de cáncer.
Una proteína que codifican estos genes actúa como
supresora de tumores evitando que las células se desarrollen y dividan de forma
anormal.
Triple protección
El doctor Manuel Serrano y su equipo querían
analizar si los genes Pten tenían también otros efectos beneficios protectores.
Los científicos crearon ratones genéticamente
modificados que poseían dos veces el nivel normal de proteína Pten.
Como se esperaba, los animales resultaron ser más
resistentes al cáncer que el grupo de ratones no transgénicos, y también
lograron vivir 12% más tiempo que aquéllos.
Según los investigadores, la proteína Pten tuvo un
impacto directo en la longevidad de los animales, porque además de que nunca
desarrollaron cáncer, mostraron menos síntomas relacionados con el
envejecimiento.
Pero lo que sorprendió a los investigadores fue que
los ratones transgénicos con la dosis doble de Pten, que durante el experimento
comieron más que los animales no modificados, resultaron en promedio 28% más
delgados.
En pruebas posteriores, los científicos observaron
que los animales modificados eran más sensibles a la hormona insulina, lo cual
redujo su riesgo de desarrollar diabetes, y también su hígado resultó más
resistente que lo normal a una dieta grasosa.
Tal como explican los investigadores, esto se debe
que la proteína Pten parece activar la producción de la llamada grasa marrón,
la cual se sabe que ayuda a quemar la grasa maligna, la blanca, que se acumula
en la cintura y que es el tejido adiposo más perjudicial para el organismo.
"La capacidad de la proteína Pten de activar la
grasa marrón -dicen los autores- explica la delgadez de los ratones que tenían
copias adicionales del gen".
"Lo que estamos viendo es que los genes
supresores de tumores no sólo protegen contra el cáncer sino también contra el
daño que se acumula en el organismo con el paso del tiempo" afirma el doctor
Serrano.
El científico cree que el hallazgo podría conducir a
nuevas terapias que no sólo protejan contra el cáncer sino ayuden a combatir la
obesidad e incluso incrementen la longevidad.
Ahora es posible, dice el investigador,
"imaginar una píldora que aumente nuestros supresores tumorales o una que
nos haga quemar el exceso de nutrientes".
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