domingo, 15 de noviembre de 2009

Rayuela - Julio Cortázar

Rayuela tiene múltiples lecturas. Se dice que “es un libro que son muchos libros” y esa es la verdad. El autor nos ofrece, antes de comenzar la lectura un Tablero de Dirección. A través de este “tablero de dirección” que es un juego más de Cortázar, el autor ofrece a sus lectores la posibilidad de elegir una de dos formas distintas de lectura. Aunque, para ser honestos, debemos decir que – más allá del tablero- Rayuela puede leerse de cualquier modo y uno jamás se cansará de leerla y de releerla porque es una novela mágica que nunca dejará de sorprendernos.

El escritor argentino Julio Cortázar leyendo, el capítulo 7 de su legendaria novela' 'Rayuela''

Capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

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