Alejandro Apo (nacido como Alejandro Alfredo Rutschi el 19 de diciembre de 1954 en Buenos Aires) es un periodista deportivo argentino con una trayectoria periodística de más de 30 años, siendo conocido como el comentarista de las transmisiones deportivas de Radio Continental. Es hijo del reconocido periodista Alfredo Rutschi, conocido artísticamente como Apo. Comenzó su carrera en el año 1974 como periodista deportivo y comentarista especializado en fútbol, recomendado por su padre a Horacio Iranieta, de Radio Del Pueblo. Fue parte del recordado programa de Radio Mitre Sport 80 y durante 15 años (fue despedido en 2009 por problemas económicos) comentó fútbol en Radio Continental siendo parte del equipo de Víctor Hugo Morales, con un breve paso por Radio Del Plata[] con los programas Las Reglas del Juego y River Plate. En 1995 produjo y condujo el ciclo Todo el verano en un día y más tarde Todo con afecto, ciclo dedicado al fútbol, la música y la literatura. Otro programas creado y conducido por el periodista es Donde quieras que estés. Participó en televisión en Telefe y Canal 13 en los programas Polémica en el Fútbol—creado por su padre Alfredo y Carlos Fontanarrosa; junto a Cesar Mascetti colaboró en el programa Medianoche y en el desaparecido canal de cable "Red de Noticias" condujo el programa Sin testigos.
Me van a tener que disculpar Una sonrisa exactamente asi - Eduardo Sacheri - Parte 2
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19 de diciembre 1971 del Negro Fontanarrosa
En esta pieza el ‘Negro’, (humorista, escritor y dibujante Roberto Fontanarrosa ), con su lenguaje coloquial, tan cercano, tan del tablón, relata la historia del rapto del viejo Casale por parte de un grupo de hinchas fanáticos de Rosario Central ante un partido clave ante su archirival Newell’s Old Boys, aquel del famoso gol de Aldo Pedro Poy. Encuentro clave en las aspiraciones ‘canallas’, todo lo que estuvo al alcance cabulero se hizo según relata el cuento, incluso montar un operativo para llevar al Monumental a Casale, quien nunca había visto perder al club de sus amores cada vez que fue a la cancha.
19 de diciembre 1971 del Negro Fontanarrosa - Alejandro Apo - Parte 1
19 de diciembre 1971del Negro Fontanarrosa - Alejandro Apo - Parte 2
19 de diciembre 1971del Negro Fontanarrosa - Alejandro Apo - Parte 3El cuadro de Raulito
-¿Se puede saber qué les pasa? -preguntó la mujer, confundida. El la miró, sin preocuparse siquiera de ocultar sus lágrimas-: Hace rato que el Raulito entró a su pieza y dio un portazo, y me dice que no quiere que entre, y se lo escucha llorar y llorar como loco. Y ahora salgo y te veo a vos también moqueando. ¿Me querés explicar qué cuernos pasa?El hombre la consideró con benevolencia. ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Intentar explicarle? ¿Cómo?Se conformó con mirarla, mientras seguía sintiendo el fluir del tiempo en el gotero de cristal de ese momento indestructible.-Seguro que le ganaron a River y vos lo cachaste al chico, ¿no? Seguro que te la agarraste con el nene, ¿no? -Ella lo miraba con gesto de severo reproche.-Semejante grandulón, ¿no te da vergüenza?-No, Graciela, no le hice nada. Si River ganó tres a dos. Al chico no le dije nada, te juro –respondió con calma, desde la cima de su paz reconquistada.-Pero entonces no entiendo nada. ¿Me decís que ganó River, y el nene está llorando como loco encerrado en la pieza?-Sí, Graciela. Ganó River. Pero el pibe no es de River, Graciela. -Y se sintió reconciliado con la vida, eufórico, agradecido, emocionado; dueño legítimo y absoluto de las palabras que iba a pronunciar. Despuésse incorporó, porque cosas así se dicen de parado:- Lo que pasa es que el Raulito es de Huracán, Graciela.¡De Huracán!
El cuadro de Raulito - Parte 1
El cuadro de Raulito - Parte 2
Poema Viejo Gasómetro de Fady Marshall
Algún día se irán por las Calles del tiempo, dejando A otras cosas vacío el lugar. Maderas gastadas, amigas Del viento, ya que Buenos Aires no quiere guardar.
Querido Dios.A veces se me da por pensar cómo será el Paraíso. Ya sé, Dios, ya sé que no va cualquiera, ya lo sé. Pero pongamos que uno se ha portado más bien que mal. Y que finalmente la cosa tiene premio.
La Observacion de los Pajaros Roberto Fontanarrosa
Uno abre la puerta y sale a la calle con un infierno escarbándole las entrañas. Afuera, la siesta del domingo transcurre silenciosa y quieta, como si no pasara nada. Y no pasa nada, hermano, no pasa nada. Si después de todo, es apenas un partido más. Un partido más entre los miles de partidos que han jugado los clásicos equipos rosarinos. ¿O acaso uno piensa o alguien se acuerda de cómo salieron en el primer partido del año 75? ¿O en el segundo? Ni uno mismo lo sabe. Ni se acuerda. Son emociones momentáneas, pasajeras. Intensas pero fugaces. Un dolor profundo, una alegría enceguecedora pero que al día siguiente se va, desaparece sin dejar huellas físicas visibles, como la varicela. Seguro que no hay casi nadie en la cancha. Casi vacío el Parque. Mañana dirá el diario que el partido concitó poco público. Que la campaña irregular de los sempiternos rivales, la promesa de un mal partido y la amenaza de un nuevo empate alejó a las parcialidades, por supuesto. No tiene importancia el partido. Si se pierde, habrá un chisporroteo urticante durante un rato, alguna carcajada extemporánea, una mirada sobradora, pero nada más. Nada más.
La Observacion de los Pajaros Parte 1 Roberto Fontanarrosa
La Observacion de los Pajaros Parte 2 Roberto Fontanarrosa
La Observacion de los Pajaros Parte 3 Roberto Fontanarrosa


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