miércoles, 22 de diciembre de 2010

Hacia los Audífonos Capaces de una Amplificación Selectiva Eficaz

Muchas personas en el mundo, más de 30 millones sólo en Estados Unidos, padecen pérdida auditiva, y una parte de ellas utiliza audífonos. Aunque esos dispositivos pueden incrementar la intensidad de los sonidos que llegan al oído, a menudo son ineficaces en los ambientes ruidosos como por ejemplo una cafetería abarrotada de gente, donde incluso con una buena capacidad auditiva natural ya resulta difícil entender qué nos dice la persona que está sentada a nuestro lado.

Para lograr eso, se necesita poder distinguir sonidos con diferencias sutiles. El oído humano está muy bien adaptado para esa tarea, pero el mecanismo subyacente responsable de esta capacidad de selección no ha estado claro, hasta ahora.

Los nuevos resultados obtenidos en una investigación a cargo de expertos del MIT revelan un mecanismo, que era del todo desconocido hasta ahora, que permite al oído humano clasificar los sonidos, un descubrimiento que podría desembocar en el desarrollo de audífonos mucho mejores.

En el 2007, Roozbeh Ghaffari, A.J. Aranyosi y Dennis Freeman del MIT hicieron el descubrimiento, del cual ya informamos entonces en NC&T, de que la membrana tectorial, una estructura gelatinosa dentro de la cóclea del oído, se coordina con la membrana basilar para afinar la habilidad que el oído tiene de distinguir entre sonidos de frecuencias distintas. Ahora, estos científicos han descubierto que la mutación de una de las proteínas de la membrana tectorial interfiere con ese proceso. El hallazgo permitirá comprender mejor el funcionamiento de la membrana tectorial y eso puede ayudar a desarrollar sistemas artificiales capaces de realizar su importante trabajo.
La membrana tectorial resulta difícil de estudiar porque es pequeña (su longitud total podría acomodarse dentro de un cabello humano de apenas 3 centímetros de largo), es frágil (un 97 por ciento es agua, teniendo por eso una consistencia similar a la de una medusa) y es casi transparente.
La mayoría de los audífonos constan de un micrófono que recibe las ondas de sonido del ambiente, y un altavoz que las amplifica y las envía al oído medio y al interno. Durante décadas, se han hecho refinamientos al diseño básico, pero ninguno de los modelos ha podido solventar el problema fundamental: en vez de amplificar selectivamente la voz de una persona, todos los sonidos son amplificados, incluso el ruido de fondo.
Freeman, que tiene una pérdida auditiva por haber trabajado en una fábrica ruidosa cuando era un adolescente, cree que la vía de investigación abierta por él y su equipo podría aumentar de manera crucial el conocimiento científico sobre los mecanismos del oído y conducir al diseño de audífonos con una mejor capacidad de procesamiento de señales.

Esos dispositivos podrían ayudar a potenciar un rango de frecuencias específico, por ejemplo el de la voz de la persona a la que se quiere escuchar. Sólo se amplificarían esos sonidos.

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