sábado, 18 de diciembre de 2010

La depresión en adolescentes

Muchas veces pensamos que la adolescencia es una etapa de la vida lejana de la depresión. Sin embargo no es así.

Muchos jóvenes sufren depresión y a menudo es difícil diagnosticarla, dado que los adolescentes normales tienen altibajos en su estado anímico, que pueden alternar en períodos de horas o días.

Este trastorno durante los años de la adolescencia implica continua tristeza, desánimo, pérdida de la autoestima y pérdida de interés en actividades habituales. Es común debido al proceso normal de maduración y el estrés asociado con esta etapa de la vida, la influencia de las hormonas sexuales y los conflictos de independencia con los padres. También puede ser una reacción frente un suceso perturbador, como la muerte de un amigo o pariente, la ruptura con la novia o novio, o el fracaso en la escuela.
Por eso es necesario estar atentos si tenemos un adolescente en la familia y consultar ante cualquier duda, ya que los adolescentes con depresión por lo general ven todo más negativamente y son incapaces de imaginar que cualquier problema o situación se puede resolver de un modo positivo. Y los adolescentes con antecedentes de depresión en la familia son más propensos a sufrir este trastorno.
Un dato de reciente publicación respecto de la depresión en adolescentes es que casi la mitad de los jóvenes que se recuperan de una depresión severa es probable que sufran una recaida dentro de los dos o tres años, sea cual fuere el tratamiento que hayan recibido. Este ha sido publicado en JAMA – Archivos Generales de Psiquiatría, y en el artículo se subraya la necesidad de un seguimiento a largo plazo y un riguroso monitoreo de los síntomas entre los adolescentes con depresión, aún cuando ya hayan manifestado una mejoría.
De acuerdo con los resultados de la investigación dirigida por el psiquiatra Golda Ginsburg, los padres, médicos, y profesionales de la salud mental deberían considerar a la depresión en la adolescencia como una condición crónica marcada por remisiones y rebrotes de la enfermedad, por lo que debe controlarse periódicamente tanto la medicación como los tratamiento psicoterapéuticos.
En los Estados Unidos la depresión afecta de cerca de un 6 por ciento de las adolescentes y aproximadamente un 5 por ciento de los adolescentes pueden sufrir problemas en el colegio y en su ambiente social, además de seguir con esos síntomas en la adultez.
Según Ginsburg, profesor asociado de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins, cerca de 96 por ciento de los adolescentes que participaron en el estudio mejoraron o se recuperaron luego de un episodio inicial de depresión, pero el 47 por ciento de ellos tuvo uno o más episodios dentro de los dos años siguientes. Y esto sin que importara el tipo de tratamiento que hubieran recibido.
Además, por razones que no pudieron clarificarse suficientemente en la investigación, las mujeres tuvieron más posibilidades de recaídas, un 60 por ciento contra un 33 por ciento de los varones. Dato que coincide con el ya comprobado anteriormente de que las niñas adolescentes presentan el doble de posibilidades de experimentar depresión que los niños
Por su parte, los adolescentes que no mostraron mejoría durante los tratamientos, pero que luego igual se recuperaron, también tuvieron más probabilidades de tener nuevos episodios de depresión: un 67 por ciento contra un 43 por ciento de los que sí respondieron al tratamiento total o parcialmente frente a su primer episodio depresivo.


Lo destacable que surge además de este estudio es que prácticamente todos los adolescentes se recuperaron dentro de los dos años del tratamiento, lo cual indican que si bien los tratamientos no son duraderos a largo plazo, sí son altamente efectivos en el corto plazo, aunque requieren un seguimiento continuo.

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