viernes, 19 de agosto de 2011

Fatiga ocular. Cómo combatir aquella causada por la pantalla de la computadora.

Es habitual que, después de pasarnos ochos horas o más delante de la pantalla de la computadora, muchos volvemos a casa con cara de sueño y un insoportable dolor de cabeza, pero se puede evitar.

En la era digital, la mayoría de la gente pasa el día trabajando en línea, sentado frente a la computadora. Y eso significa mirar fijamente, durante horas, una pantalla brillante y retroiluminada.

Los especialistas señalan que nos hemos acostumbrado a utilizar, tanto en casa como en el trabajo, toda clase de dispositivos electrónicos (e-books, tabletas, computadoras y terminales móviles) para recibir y leer informaciones, que percibimos a través de nuestros ojos, sin prestar atención al efecto que esto puede tener en la salud visual.

Los síntomas más comunes: ojos rojos, irritados, dolor de cabeza, dolor en el cuello, visión borrosa, sensación de quemazón, la dificultad al percibir los caracteres en la pantalla, molestias en la nuca y columna vertebral, problemas que pueden incluso generar cefaleas y vértigos en algunos casos. Por desgracia, no desaparecen con llegar a casa y, como seguro que no estás dispuesto a desterrar al olvido a tu iPad o a tu televisión de 60 pulgadas, más vale que empieces a considerar la opción de dar a tus ojos un descanso.

- Recomendaciones:
- Evite tener el monitor muy cerca, debe estar colocado en un ángulo de 90 grados, a la altura de los ojos o un poquito por debajo y siempre frente a nosotros

- Use un protector de pantalla o unos lentes especiales, y no permitas que la luz de la calle o interior se refleje en el monitor. Mantén la pantalla siempre limpia de cualquier tipo de molestia

- Calibre la pantalla y ajusta el brillo del monitor a uno que no sea tan brillante. Muchos monitores incluyen esta opción en el menú de configuración. No tengas miedo de explorar las opciones hasta encontrar lo más adecuado para ti

- Evite las zonas de trabajo con muchos contrastantes de luz. Deja siempre una luz encendida, no trabajes a oscuras. Si es necesario, mueve las fuente de luz para encontrar un buen equilibrio. Piensa en cómo se siente físicamente tratando de ver la pantalla, entornando los ojos y forzando la vista si hay demasiada luz

- Realice descansos periódicos y parpadea

- Ajuste el tamaño de la letra. Evita la letra pequeña y leer letras blancas sobre fondo negro

- Evite movimientos constantes de cabeza

- De vez en cuanto, fije la mirada en un objeto distante al monitor. Es un pequeño ejercicio que ayudará a relajar tus ojos

- ¿Has oído hablar de la regla '20-20-20'? Sugiere que cada 20 minutos busques un objeto a 20 metros de distancia y lo mires durante 20 segundos

- Parpadea con frecuencia para que los ojos estén bien hidratados y no se resequen

- Pon un cactus cerca, absorbe las radiaciones que desprende el monitor

- Descansa 5 minutos por cada 20 minutos o media hora que estés frente al monitor

- Mantén tu espalda erguida y evita encorvarte. Esto evitara que tu espina dorsal se tense, y que luego puedas sufrir, dolores de espalda, o cuello

- No fumes frente al monitor y evita usar calefacción o aire acondicionado, que secan el ambiente y el ojo

- Truco casero: Usa un vaporizador o difusor con algunas gotas de aceite esencial, ya sea de manzanilla o algún cítrico

- Si a pesar de todo, el trabajo te absorbe y no eres capaz de darte cuenta de lo fatigado que estás, pon una alarma en el móvil que te recuerda que debes levantarse, dar un paseo, y alejarte de la computadora, tus ojos te lo agradecerán

Por supuesto, también puedes invertir en salud y hacerte con alguno de estos kits antifatiga: un filtro de pantalla polarizado por una o dos caras (aunque muchos ya lo incorporan), una lámpara de sobremesa flexible y orientable que neutralice el brillo de la pantalla con un filtro polarizador como los de las lentes de un fotógrafo profesional, un monitor LCD con panel de anti-reflejo o una pantalla mate. Las opciones actuales son infinitas, solo tienes que preguntar en tiendas especializadas.
Aunque lo más importante es seguir las recomendaciones médicas y no se olvide de los controles periódicos.

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