Los psicólogos lo llaman la "cultura del honor", una mentalidad mayormente masculina que da un alto valor a defender la reputación propia a cualquier costo, pero una investigación reciente confirma que se relaciona con conductas arriesgadas y altas tasas de muertes accidentales.
"Las personas que adoptan estos valores también reportan tomar más riesgos", explicó el autor del estudio, el Dr. Ryan Brown, profesor asociado de psicología de la Universidad de Oklahoma, en Norman. También es más prevalente entre los que viven en el sur y en el oeste, en estados como Carolina del Sur, Texas y Wyoming, añadió.
Brown examinó las consecuencias de ese tipo de pensamiento en dos estudios que aparecen en la edición actual de la revista Social Psychological and Personality Science.
Primero, comparó las tasas de muertes accidentales (accidentes de coche, ahogamientos, agotamiento excesivo y cosas por el estilo) en todos los estados de EE. UU. Encontró que los llamados "estados del honor" tenían tasas más altas que los estados que no lo eran (como Nueva York, Ohio y Wisconsin).
Afirmó que cada año se pueden culpar 7,000 muertes en la toma de riesgos relacionada con la "cultura del honor".
Halló que la conducta era más común en las áreas más rurales de los estados de honor. En las ciudades de los estados de honor, halló una tasa de muerte accidental catorce por ciento más alta que en las ciudades de estados que no lo eran. Halló una tasa 19 por ciento superior en las ciudades más pequeñas de los estados de honor, frente a los estados que no lo eran.
"En una ciudad más pequeña, la reputación es mucho más importante", señaló. Es probable que todo el mundo conozca todos los detalles de la vida de uno, y eso podría ser bueno o malo para la reputación, explicó.
En un segundo estudio, Brown encuestó a 103 estudiantes de su universidad, entre ellos a 79 mujeres.
Los participantes completaron pruebas que medían qué tanto se adscribían a la cultura del honor, una prueba de autoestima y preguntas sobre sus tendencias en la toma de riesgos. Por ejemplo, se les pidió decir si estaban o no de acuerdo con la declaración "un hombre de verdad no deja que los demás lo mangoneen".
Mientras más se adscribía la persona a la cultura del honor, más probable era que participara en conductas arriesgadas, mostraron los hallazgos.
Brown señaló que el efecto también se observó en las mujeres.
Brown y otros han notado anteriormente que esta cultura del honor se originó con los escoceses del Ulster, que a veces reciben erróneamente el nombre de escoceses-irlandeses, que vinieron a Estados Unidos en el siglo XVIII.
Apuntó que en su tierra natal eran pastores que siempre sufrían invasiones. Aprendieron a protegerse y defenderse, no siempre de forma ideal. Brown señaló que una declaración típica era "si te llevas una de nuestras vacas, nos llevamos toda tu manada".
Apuntó que las conductas de la cultura del honor persisten a pesar de que las manadas han desaparecido.
Brown añadió que la cultura del honor tiene mucha resistencia al cambio, y que se fomenta a través de normas y valores sobre la masculinidad y la feminidad. Explicó que es un tema de las canciones country.
Eso tiene sentido para Richard Nisbett, profesor distinguido Theodore M. Newcomb de psicología de la Universidad de Michigan. Es autor de Culture of Honor: The Psychology of Violence in the South (La cultura del honor: la psicología de la violencia en el sur).
Nisbett explicó que en el pasado "si uno criaba animales para vivir, se corría el riesgo de que le robaran todos los medios de subsistencia [por ejemplo, si alguien lograba abrir la puerta del prado]".
En tiempos modernos, "si uno tiene el riesgo de perder la fuente de subsistencia y el estado no puede protegerlo, se desarrolla este tipo de cultura del honor", dijo Nisbett.
Añadió que implica más cosas que lucirse ante las mujeres, aunque eso también tiene que ver. Para un hombre, también se trata de demostrar a los demás chicos lo duro que es.
Aunque la investigación de Brown y de otros muestra claramente que algunos estados no son estados de honor, Nisbett apuntó que esa conducta se mantiene en parte por la creencia falsa de que todos los demás se adscriben a la misma mentalidad.
"Tendemos a pensar que la cultura del honor es histórica", comentó Joe Vandello, profesor asociado de psicología de la Universidad del Sur de Florida. Pero "hoy día todavía existen elementos de esta cultura del honor".
Brown señaló que simplemente hacerse consciente del fenómeno podría ayudar a reducir la conducta. Enfatizó que aunque se puede convertir en "parte de la programación, tenemos una voluntad y podemos elegir".
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