lunes, 4 de julio de 2011

El paciente que supera un bypass por infarto tiene muy alta la incidencia de depresión.

Acompañar a los pacientes ayuda a su recuperación.

En los últimos 15 años, los especialistas que estudian las enfermedades coronarias han visto una y otra vez que sus pacientes suelen empeorar su salud a medida que caen en un cuadro depresivo.
En 2010 se realizaron más de un millón de cirugías cardiovasculares en todo el mundo, y la mayoría de ellas fueron operaciones de bypass coronario.

Esta técnica cambió la historia de la enfermedad coronaria y salvó millones de vidas desde que el doctor René Favaloro realizó la primera intervención el 9 de mayo de 1967.
Dr. René Favaloro
 
- Pero no todos los pacientes evolucionan de la misma manera
Se ha observado que existen algunos factores que influyen positiva o negativamente en su recuperación y posterior calidad de vida. Entre estos últimos, se encuentra la depresión, que trae consigo un dato preocupante: uno de cada dos pacientes sometidos a cirugía de revascularización miocárdica sufren depresión en los meses posoperatorios, según indicaron los especialistas que asistieron días atrás al "Segundo Simposio Latinoamericano Corazón-Cerebro" organizado por la Fundación Favaloro y el BakkenHeart-Brain Institute de la Cleveland Clinic y la Fundación Ineco.
Durante ese evento, La Nacion entrevistó al doctor Bruce Rollman, de la Universidad de Pittsburg, que luego de varios años de investigación, desarrolló un tratamiento que denomina "cuidado colaborativo por vía telefónica", para reducir la depresión posoperatoria en pacientes sometidos al bypass coronario.

El abordaje colaborativo implementado por el doctor Rollman y su equipo consiste en identificar a aquellos pacientes con diagnóstico de depresión posoperatoria y llamarlos por teléfono durante ocho meses en forma periódica para conocer su estado de ánimo.
Luego de los llamados, un equipo de enfermeras especializadas, psicólogos y psiquiatras discute cada caso y confecciona una serie de recomendaciones individuales y personalizadas para cada paciente, que son enviadas a su médico de cabecera y, con su autorización, son comentadas al paciente.
Los consejos pueden incluir desde la necesidad de realizar un tratamiento psicológico o psiquiátrico clásico hasta la prescripción de medicación antidepresiva.

"Durante las conversaciones por teléfono -entre 15 a 45 minutos-, la enfermera realiza un análisis del paciente, de la medicación que está tomando, del entorno familiar o social en el que vive y de las ganas que manifiesta para recuperarse, y le aconseja una serie de tareas, como hacer ejercicio, dormir o descansar las horas necesarias, establecer conversaciones con amigos o familia, alertar de los peligros del cigarrillo o el alcohol", aseguró Rollman.

Según el experto, los síntomas de la depresión son muy comunes en pacientes internados en el hospital. Ya en su casa, después de dos semanas, lo llama una enfermera y le hace dos preguntas simples: "¿En las últimas dos semanas ha tenido poco o mucho interés en realizar sus cosas rutinarias?" y "¿se siente mal, deprimido, o esperanzado?"

Los resultados de su investigación, que fueron publicados en la revista "JAMA" , evidenciaron una menor tasa de depresión en aquellos tratados a diferencia de quienes no fueron llamados, lo que impactó en su calidad de vida física y emocional. Este efecto fue mucho más significativo en hombres que en mujeres, pero todavía no existe una explicación para esta diferencia, pero futuros estudios intentarán explicarla.

Luciano Sposato, director del Centro de Stroke en el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, indicó que el problema de la depresión posoperatoria en la cirugía de revascularización miocárdica es que en una gran proporción de los pacientes pasa desapercibida y no es tratada adecuadamente.
"Según algunos estudios, no sólo reduce la calidad de vida de los pacientes sino que hasta podría duplicar la mortalidad en años subsiguientes", aseguró Sposato.
"Lo novedoso de este estudio es que ha tenido en cuenta aspectos que investigaciones previas no consideraron en forma conjunta o directamente ignoraron: las preferencias de cada paciente, la falta de adherencia al tratamiento, incluir al médico de cabecera en el equipo encargado de manejar la depresión, etcétera", remarco el especialista, que también dirige el Departamento de Neurología de Adultos de Ineco.

El novedoso estudio presentado por el doctor Bruce Rollman en la Argentina, o demostró que el seguimiento médico por teléfono para controlar la depresión, además de recuperar al paciente en forma más rápida, reduce el reingreso hospitalario y baja los gastos en la cobertura de los seguros médicos, obras sociales y medicinas prepagas. El trabajo que fue realizado en siete hospitales del área de Pittsburg, entre los años 2004 y 2007, evidencia muchos aspectos positivos.

- Dos importantes reflexiones
El doctor Luciano Sposato, director del Centro de Stroke en el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, compartió dos importantes reflexiones:

La primera es que ninguna llamada telefónica ni sistema de telemedicina podrá reemplazar jamás a la consulta médica hecha en persona y que permite al médico conocer, revisar y conversar con el paciente. Los sistemas como el de Rollman sólo intentan acercar al paciente al sistema de salud, para lograr mayor adherencia a los tratamientos.

La segunda es que aquellos pacientes que tengan la sospecha o la sensación de estar deprimidos deberían comunicárselo a sus médicos, porque el tratamiento de la depresión tiene un enorme impacto positivo, no sólo en el posoperatorio de cirugías vasculares, sino también en otras situaciones, como en la rehabilitación del accidente cerebrovascular.

Los pacientes sometidos a cirugía de revascularización miocárdica, que sufren depresión en los meses posoperatorios, tienen mayor riesgo de ver disminuida su calidad de vida, tienen un pobre funcionamiento coronario, dolores más frecuentes en el pecho y son reinternados más frecuentemente.

La depresión disminuye la fuerza del bombeo del corazón; los latidos se vuelven más débiles y la sangre no llega con normalidad a los órganos del cuerpo.
A pesar de que se han intentado varios estudios científicos destinados a reducir la depresión y sus consecuencias luego de cirugías cardiovasculares, sus resultados no fueron los esperados en términos de mejoras del estado de ánimo y de la morbilidad cardiovascular posoperatoria.

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