martes, 12 de julio de 2011

Nueva tecnología ayudará a detectar enfermedad de arterias coronarias

Gracias a las técnicas de imágenes computacionales, cada vez se pueden obtener diagnósticos médicos más precisos de los trastornos y enfermedades que están ocurriendo dentro del cuerpo humano.

La nueva técnica permitirá ver las características celulares de las coronarias.
Una de estas técnicas, la tomografía, permite crear imágenes por secciones para explorar, por ejemplo, el funcionamiento del corazón y visualizar el flujo sanguíneo en las venas y arterias y su irrigación desde y hacia el músculo cardiaco y el cerebro.

Ahora, científicos en Estados Unidos desarrollaron una técnica de tomografía de una resolución 10 veces mayor que la disponible actualmente, que permite observar los detalles de las estructuras celulares de las arterias.
Tal como afirman los investigadores en la revista Nature Medicine, la tecnología -llamada microtomografía de coherencia optica o MicroOCT- permitirá mejorar el entendimiento, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de las arterias coronarias (EAC).

Esta enfermedad es el trastorno del corazón más común y es la principal causa de muerte tanto de hombres como mujeres en muchos países.
Se calcula que, sólo en Estados Unidos, unos 17 millones de personas sufren enfermedad de las arterias coronarias.

La EAC ocurre cuando las arterias coronarias, encargadas de suministrar sangre (y por lo tanto oxígeno) al músculo cardíaco, se endurecen y se estrechan obstruyendo el flujo sanguíneo.
Este endurecimiento se debe principalmente a la acumulación de sustancias, como el colesterol, y otros desechos que forman placas en las paredes de las arterias. Ésta es la llamada ateroesclerosis.
Como consecuencia esta obstrucción sanguínea puede conducir a angina de pecho o a un infarto.

Resolución micrométrica
Una persona, sin embargo, puede haber sufrido durante años este trastorno sin presentar ningún síntoma. Los expertos creen que la enfermedad puede incluso comenzar a desarrollarse desde la niñez y los síntomas no suelen presentarse sino hasta los 50 o 60 años.
Cuando se sospecha que un individuo presenta EAC, las pruebas estándar de diagnóstico son los escáneres de tomografía computarizada para visualizar el flujo arterial y la actividad del corazón.

Ahora, los científicos del Centro Wellman de Fotomedicina del Hospital General de Massachusetts, desarrollaron una versión micrométrica de la llamada tomografía de coherencia óptica (OCT) que permite penetrar el tejido con imágenes para visualizar lo que está ocurriendo a nivel celular.
La OCT utiliza una fuente de luz de infrarrojo cercano para crear imágenes detalladas de las superficies internas de los vasos sanguíneos con una resolución equivalente a la de un microscopio de baja potencia.

Aunque con esta resolución se pueden identificar placas arteriales que pueden romperse, hasta ahora no habían podido obtenerse imágenes claras de estructuras menores de 10 micrómetros (10 millonésimas de un metro).
Ahora, afirman los científicos, utilizando un nuevo tipo de lentes y componentes más avanzados para obtener imágenes, la MicroOCT permitirá visualizar estructuras de hasta un micrómetro (una millonésima de un metro), lo cual permitirá revelar la información más detallada hasta ahora de tejidos en tres dimensiones.

La técnica, señalan los científicos, "es capaz de mostrar células individuales arteriales e inflamatorias, incluidas las características que pueden identificar placas vulnerables dentro de las muestras de arteria coronaria".
"La MicroOCT tiene el contraste y la resolución que se requiere para investigar los componentes celulares y subcelulares que subyacen a la ateroesclerosis coronaria, la enfermedad que precipita un infarto" explica el doctor Gary Tearney, quien dirigió el estudio.
"Este alto nivel de representación abre la posibilidad futura de observar estas características microscópicas en pacientes humanos, lo cual tiene implicaciones para mejorar el entendimiento, diagnóstico y control terapéutico de la enfermedad de las arterias coronarias" agrega el científico.

Los investigadores esperan comenzar a utilizar la tecnología en pacientes en los próximos tres a cinco años.

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