Cuando todo marcha bien, la “voz” de tu corazón es un palpitar pausado y rítmico.
¿Sabes cómo habla en el caso de un infarto?
Aunque algunas veces un ataque al corazón puede presentarse de repente y sin síntomas previos, por lo general ese incansable motor de tu cuerpo te enviará señales para que tomes medidas. Es imprescindible que las conozcas para que no pierdas ni un minuto en buscar ayuda médica. Si se trata de un ataque cardiaco, podrías salvar tu vida.
José supo que tenía que llamar al 911 tan pronto como sintió opresión en el pecho y falta de aire. Era su segundo episodio cardíaco y no podía perder ni un segundo. María por el contrario, se extrañó de la hinchazón de sus tobillos y de sus pies, pero lo achacó a “esos días del mes”. A la acumulación de líquido se sumaron las náuseas y la falta de apetito. No reaccionó hasta que llegaron las palpitaciones y el dolor en el pecho. Más adelante, mientras se recuperaba en el hospital, se recriminó a sí misma por no haberse dado cuenta antes de que se trataba de un infarto al corazón. En realidad, tuvo que reconocer que en su subconsciente creía que por ser mujer nunca le ocurriría una cosa así.
Muchas personas como María no se dan cuenta de lo que está pasando, ignoran los síntomas y corren el riesgo de actuar demasiado tarde. Los problemas cardiovasculares y el infarto o ataque al corazón, es la primera causa de muerte en los Estados Unidos, así que conviene que tengas muy claro cuáles son las señales de aviso:
• Dolor o malestar en el centro del pecho: se siente como una presión o dolor ligero, llenura o compresión en el centro del pecho que dura algunos minutos. La incomodidad puede ser intermitente.
• Dolor o malestar en otras áreas de la parte superior del cuerpo, como brazos, cuello, espalda, mandíbula o estómago: se puede experimentar este tipo de molestias sin sentir necesariamente dolor en el pecho.
• Falta de aire: a menudo ocurre antes de que se presente el dolor o el malestar en el pecho.
• Dolor en el estómago: el dolor puede extenderse hacia el abdomen e incluso puede confundirse con acidez.
• Sudoración: se empieza a sudar de repente y la piel se siente fría y pegajosa.
• Náuseas y/o vómitos
• Ansiedad: la persona se siente sobrecogida, como si sufriera un ataque de pánico sin ninguna razón aparente.
• Mareos: se puede sentir fatiga o la sensación de estar a punto de un desmayo.
Los síntomas pueden variar de una persona a otra; algunas experimentan sólo un ligero malestar, otras un dolor intenso. El tener un solo síntoma no necesariamente significa que tienes un infarto, pero si se repite o experimentas más de dos a la vez, busca ayuda de inmediato, especialmente si tienes otros factores de riesgo, como hipertensión, diabetes, o antecedentes previos de problemas cardiovasculares. No se te olvide lo siguiente…
El infarto no discrimina…
No creas que por ser mujer tienes menos posibilidades de sufrir un infarto. Las mujeres representan casi la mitad de los casos de muerte por infarto, así que no te confíes.
Aunque el síntoma más inconfundible de un infarto, tanto para los hombres como para las mujeres, es el dolor o el malestar en el centro del pecho, las mujeres tienden a presentar otros síntomas con más frecuencia que los hombres, como son la fatiga, las náuseas, la falta de aire y el dolor en la mandíbula o en la espalda. Es posible que muchas mujeres, como en el caso de María, crean que les duele la espalda porque han hecho un movimiento equivocado, o sienten náuseas y ganas de vomitar por algo que comieron y no tratan estos síntomas con la seriedad que se merecen.
Actúa sin demora
Cuánto más rápido pidas ayuda, o sea, que llames al 911 o al servicio de emergencia del área en que vivas, más posibilidades de sobrevivencia tendrás. No esperes más de 5 minutos para llamar si sospechas que te está dando un infarto. Tu corazón te está pidiendo auxilio.
¡No le falles!
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