Las hay de
diferentes tamaños y formas, rellenas con materiales de origen natural o
sintético, más blandas o más firmes. Ellas, las almohadas, son una compañera
que no puede faltar a la hora de acostarse ya que no sólo brindan comodidad
sino que también pueden ayudarte a evitar dolores y tensiones. Y como dormimos
un tercio de nuestra vida, bien vale la pena que escojas la que más te conviene
para asegurarte un sueño reparador, uno de los factores más importantes de la
calidad de tu vida y de tu salud.
Algunas personas
las prefieren firmes y delgadas, otras las quieren gorditas y blanditas… Hay
quienes adoran las plumas y plumones para su relleno y también aquéllos que por
ser alérgicos, eligen los productos sintéticos. En algunos lugares como en
China las hacían tradicionalmente con materiales duros. Incluso, se dice
que las almohadas tradicionales de ese país se hacían con cajas rellenas de
piedra, madera, metal o porcelana.
Actualmente
existen distintos rellenos para estas compañeras que no pueden faltar a la hora
del descanso, desde los tradicionales plumones de ganso (oca) hasta materiales
de última tecnología como la denominada espuma viscoelástica (también conocida
como memory foam), que se caracteriza porque se adapta a la forma del
cuerpo, disipando la presión, lo que la hace útil para distintas aplicaciones
médicas y de descanso.
Y como en la
variedad está el gusto, los diseños cambian continuamente. Hace unos años, una
empresa española lanzó al mercado almohadas rellenas con huesos (carozos) de
aceituna carbonizados, cubiertas con dos capas de borrego y realizadas de una
manera natural, que supuestamente evitaba alergias y dolores de las vértebras
del cuello (las cervicales). Se dice que esta idea proviene de Japón y que
varios hoteles de lujo en ese país las ofrecen para darles más comodidad a sus
huéspedes.
Junto a esta idea
ecológica, no faltan las opciones de almohadas de cuerpo entero, especialmente
fabricadas para dormir abrazados a ella. Basta con hacer una sencilla búsqueda
en el Internet para descubrir la gran variedad existente en el mercado.
¿Por qué se le da
tanta importancia a las almohadas? Estos artículos, que ya eran utilizados por
los habitantes de clase alta del Egipto Antiguo, tienen el propósito de ayudar
al cuerpo a descansar en una posición más cómoda, que permita que la nuca y las
cervicales (el cuello) se relajen y no se tensionen, provocando los molestos
dolores del cuello y de la cabeza al día siguiente. La función principal de la
almohada es lograr una alineación neutral de la cabeza en relación al
cuerpo, es decir, que aquélla no quede ni muy inclinada hacia delante o hacia
atrás, exactamente igual que cuando estás de pie con la cabeza firme y recta.
Si duermes con la almohada incorrecta y la cabeza desalineada, amanecerás con
el cuello adolorido y los hombros tensos.
A la hora de
elegir tu almohada debes tener en cuenta varios factores, no sólo el material
con el cual estén rellenas sino también la forma en la que duermes. Recuerda
que la idea es mantener la cabeza de la misma manera que cuando el cuerpo está
en posición vertical, para asegurar que las vértebras cervicales y las dorsales
(las que están inmediatamente debajo de las del cuello) formen el mismo ángulo
que cuando estamos de pie.
- Si duermes boca arriba, la recomendación es utilizar almohadas delgadas.
- Si duermes de costado (de lado), necesitas una almohada más alta.
- No se recomienda dormir boca abajo porque esta posición ejerce mucha presión sobre el cuello y las vértebras cervicales, pero si ésa es la posición que te gusta, entonces la almohada también debería ser más bien delgada.
- Si te das vuelta muchas veces mientras duermes, la opción más acertada puede ser una almohada de pluma o plumón, o aquéllas que se adaptan a tus movimientos.
Tú mismo(a)
deberás encontrar cuál es la mejor alternativa para ti, la que te resulta más
cómoda o la que te ayuda a descansar mejor. Ten presente que el relleno
determina la suavidad o la firmeza de la almohada y hasta el potencial de
provocar alergias. Tenlo en cuenta.
Tus opciones son:
Espuma de goma:
juzga la almohada de este material por su densidad. A mayor densidad, mayor
durabilidad, estabilidad del relleno y mejor soporte a tu cabeza.
Poliéster: son económicas
y cómodas pero si las lavas, tiende a estropearse el relleno. Elígelas de la
mejor calidad que puedas para que duren más.
Espuma “con
memoria”: las almohadas de este material son muy populares ya que reducen los puntos
de presión al amoldarse y ajustarse a la forma de tu cuerpo cuando te mueves
durante la noche. Vienen en varias formas, incluyendo una en forma de S, ideal
para dar apoyo al cuello. Ten en cuenta que pueden hacerte sentir más calor y a
veces pueden emitir un olor a químico desagradable.
Látex: es el tipo de
relleno más firme, y es resistente al moho y a los ácaros. Como se adapta bien
al contorno del cuerpo, brinda un buen soporte al cuello y a la espalda.
Lana/algodón: este tipo de
relleno produce muy pocas alergias y, al igual que el látex, es
resistente al moho y los ácaros. Tiende a ser bastante más duro que
los demás. Si prefieres las almohadas suavecitas, este relleno no es para ti.
Plumas/Plumón de
Ganso: este tipo es uno de los rellenos más cómodos ya que proporciona un buen
equilibrio entre la firmeza y la suavidad y se adapta bien al contorno del
cuerpo. Pueden causar alergias en algunas personas por lo que ya hay opciones
en el mercado de plumón sintético. Suelen ser las almohadas más caras, pero hay
opciones que las imitan como las de fibra de poliéster. Son más
económicas, pero duran menos.
Por último,
considera comprar un forro antialérgico para la almohada para reducir la
posibilidad de alergias. Renuévala si empieza a perder la forma o la
firmeza porque no podrá brindarle el apoyo necesario a tu cabeza y tu
cuello. Cámbialas cada año o año medio para garantizarte un máximo de
comodidad.
Una vez que hayas
elegido la almohada de tus sueños, sólo debes relajarte y…
¡a descansar!
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