Un tratamiento contra el cáncer que ataca a las células cancerígenas directamente, matándolas sin dañar los tejidos sanos que las rodean está siendo probado por científicos del Centro Médico de la Universidad Southwestern de Tejas, en Estados Unidos. La novedad de esta propuesta es que la técnica se pudo desarrollar usando nanotecnología, un campo de las ciencias aplicadas dedicado al control y manipulación de la materia a una escala menor que un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas.
Los científicos tejanos adhirieron anticuerpos buscadores de células cancerígenas a nanotubos de carbono. Luego de esto, fueron calentados por exposición a radiación infrarroja, emitiendo un calor que quemó directamente dichas células.
Los anticuerpos utilizados por los científicos fueron moléculas biológicas técnicamente denominadas anticuerpos monoclonales, que se aglutinan alrededor de las células tumorales. Estos anticuerpos monoclonales se llaman así porque son producidos por un solo tipo de célula del sistema inmune, es decir, que todos los clones proceden de una sola célula madre, y tienen la característica de que son capaces de erradicar ciertas infecciones y destruir células, incluidas las cancerígenas, mediante distintos mecanismos.
Además, pueden actuar solos o ser adheridos a medicamentos anti-cáncer muy potentes, como los radioisótopos, para suministrar a las células cancerígenas cualquier carga explosiva una vez pegados a ellas.
Los científicos del Centro Médico de la Universidad Southwestern, dirigidos por Ellen Vitetta, combinaron estos anticuerpos con los nanotubos de carbono para formar una estructura molecular que, calentada con radiación infrarroja “frió” las células cancerígenas en cultivo.
Esta radiación, que es invisible al ojo humano, es la misma que se utiliza en los controles remotos de televisores, por ejemplo. La radiación infrarroja cercana puede penetrar los tejidos humanos a una profundidad de 1,30 centímetros aproximadamente.
El uso de nanotubos de carbono para destruir las células cancerigenas está siendo estudiado actualmente por diversos grupos de investigación, pero Vitetta y su equipo lograron demostrar que tanto los anticuerpos como los nanotubos de carbono pueden maneter sus propiedades físicas y su funcionalidad (acoplarse y acabar con las células cancerígenas).
Las aplicaciones biomédicas de las nanopartículas cada vez atraen más la atención de científicos clínicos. Aún quedan grandes obstáculos por superar, como la posibilidad de que los nanomateriales puedan dañar no sólo las células enfermas sino también las sanas del organismo.
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