jueves, 24 de marzo de 2011

Autoconsciencia, percepción sensorial y realidad virtual

Esa sensación de estar en nuestro propio cuerpo, y de poseerlo, es una experiencia humana básica. Pero ¿dónde se origina y cómo aparece? Recientemente, se ha logrado dar un importante paso para descifrar este fenómeno. Combinando técnicas de ciencia cognitiva, realidad virtual y obtención de imágenes cerebrales, un equipo de expertos está desvelando los fundamentos de esa sensación tan común en el Ser Humano como enigmática, mediante el primer método experimental orientado a bucear en los entresijos de la autoconsciencia y basado en datos en vez de en suposiciones.

El equipo del profesor Olaf Blanke, neurólogo de la Universidad de Ginebra en Suiza, realizó una serie de experimentos en los que, mediante entornos de realidad virtual, a los sujetos se les insertó en el cuerpo de un avatar, o humano virtual. A cada sujeto se le colocó un casquete tachonado de electrodos para monitorizar la actividad cerebral y se le expuso a diferentes entornos 3D digitales a través de un visor estereoscópico instalado sobre la cabeza o mediante proyecciones en una gran pantalla.

Blanke y sus colegas pasaron a continuación a alterar en los sujetos los aspectos más básicos de la consciencia, tales como "¿Dónde estoy ubicado en el espacio?" y "¿Cuál es mi cuerpo?". Lo hicieron tocando físicamente a los voluntarios (en sus cuerpos reales), de manera sincronizada o bien desincronizada con el avatar. Incluso cambiaron la perspectiva de percepción visual, de manera que los sujetos pasaran a verse a sí mismos en el entorno, y pusieron a sujetos masculinos en avatares femeninos, todo ello midiendo siempre los cambios en la actividad cerebral. El uso de señales eléctricas cerebrales para monitorizar a los sujetos posibilitó que estos pudieran estar de pie, mover la cabeza, e incluso caminar con el entorno de realidad virtual activado. Otras técnicas como la resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) hubieran limitado mucho sus movimientos físicos.

Los resultados de estos nuevos experimentos amplían los de estudios clínicos anteriores realizados en personas que decían experimentar sensaciones propias de una experiencia extracorporal. Y, en comparación con una serie de condiciones de control, los datos muestran cambios notables en la respuesta de las regiones temporo-parietal y frontal del cerebro, regiones que son responsables de integrar el tacto y la visión en una percepción coherente.

Obtener más datos sobre las bases neurobiológicas para la percepción de uno mismo podría conducir a un conocimiento más profundo de la percepción vinculada al tacto y al sentido del equilibrio, y abrir vías potenciales hacia el desarrollo de nuevas terapias de rehabilitación neurológica y tratamientos para el dolor. También podría aportar datos decisivos para lograr avances significativos en el estudio de diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, y para forjar nuevos conceptos en los campos de la robótica y la realidad virtual.

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