viernes, 25 de marzo de 2011

La baja autoestima promueve prejuicios contra los demás

Cuando las personas se sienten mal consigo mismas, son más propensas a mostrar prejuicios contra las personas que son diferentes. Ésta es la demoledora conclusión de un nuevo estudio, que parece venir a confirmar una vieja idea de la sabiduría popular, la de que ver en otras personas defectos, reales o imaginarios, nos sirve de consuelo para los nuestros propios.

Jeffrey Sherman (Universidad de California en Davis) y Thomas Allen utilizaron el Test de Asociación Implícita (IAT por sus siglas en inglés) (una tarea diseñada para evaluar las reacciones automáticas de las personas a palabras y/o imágenes) para investigar la veracidad de esta creencia.

Con el fin de poner al descubierto los prejuicios de los sujetos de estudio, quizá no asumidos de manera consciente por ellos, se pidió a estas personas que observaran la pantalla de un ordenador mientras aparecía en ella una serie de palabras positivas, palabras negativas, e imágenes de rostros de personas blancas o de color. En la primera parte del test, a los participantes se les pidió que presionaran la tecla "E" al ver rostros negros o palabras negativas, y la tecla "I" al ver rostros blancos o palabras positivas.

En la segunda tarea, se invirtieron las normas, de modo que entonces los participantes tuvieran que asociar las palabras positivas con los rostros de color, y las palabras negativas con los rostros blancos.
Determinar prejuicios mediante el test IAT es bastante simple: Si el sujeto tiene ideas negativas sobre las personas de color, debería resultarle más difícil la segunda tarea.

Esto debería darse aún más cuando la persona se siente mal consigo misma.

En su experimento, Sherman y Allen pidieron a los participantes responder a un cuestionario de 12 preguntas muy difíciles que requieren de pensamiento creativo. Nadie logró más de dos respuestas correctas. A la mitad aproximada de los participantes se les dio a conocer el resultado de sus respuestas al test y se les dijo que el promedio de respuestas acertadas de los demás participantes era de nueve, para que se sintieran mal consigo mismos. A la otra mitad se les dijo que sus respuestas al test serían evaluadas posteriormente. Luego, todos los participantes pasaron por el test IAT, y, como era de esperar, quienes se sentían mal consigo mismos por sus resultados en la prueba mostraron más evidencias de estar ostentando prejuicios contra otras personas.

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