La hipertensión arterial puede producir daños en diversos sistemas y aparatos del organismo. Los vasos sanguíneos, el riñón, el corazón y los ojos suelen ser los más afectados. Dieta sana, ejercicio físico y evitar el sobrepeso son las principales recomendaciones de los especialistas para impedir el incremento de la tensión arterial.
La presión arterial es aquella que ejerce el corazón sobre las arterias para que conduzcan la sangre a los diferentes órganos del cuerpo.
La medición de la presión o tensión arterial siempre incluye dos valores: la tensión arterial sistólica y la diastólica. La sistólica “coincide con el latido cardiaco que podemos percibir en el pulso y representa el valor más alto”, explica María Victoria Cañadas Godoy, cardióloga del Hospital USP San Camilo, en Madrid.
La tensión diastólica, por su parte, “coincide con la fase de relajación cardiaca”, afirma la doctora. “Ambas son igualmente importantes a la hora de definir a un paciente como hipertenso”, precisa.
La tensión arterial se mide generalmente en el brazo y para ello se utiliza un tensiómetro y un fonendoscopio, indica la especialista. “Los valores obtenidos se expresan en milímetros de mercurio (una unidad de presión)”, señala.
Asimismo, “la medición debe hacerse en reposo, sentado y en ambos brazos”, recomienda.
“En la población adulta, la presión normal es aquella que sea menor o igual a 140/90 mmHg”, indica la doctora. Según sostiene la cardióloga, se considera hipertenso a todo aquel que presente cifras de tensión arterial sistólica por encima de 140 mmHg o diastólica superior a 90 mmHg. “En algunos grupos de pacientes las cifras ideales de tensión arterial son incluso inferiores”, asegura.
La hipertensión es la elevación de los niveles de presión arterial de manera continua. Para el corazón supone una mayor resistencia en su labor de hacer llegar la sangre a los órganos a través de las arterias.
El corazón responde “aumentando su masa muscular para hacer frente a este sobreesfuerzo. El incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho”, explican los expertos de “fundaciondelcorazon.com”, un sitio web avalado por la Sociedad Española de Cardiología.
Además, “el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias”, añaden.
Riesgo cardiovascular
Según indica la Sociedad Española de Cardiología, “la hipertensión arterial, junto con la diabetes, la hipelipemia, el tabaco y la obesidad, es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular”.
Esta entidad sostiene que la hipertensión arterial pasa por ser el factor de riesgo cardiovascular más prevalente y al que se atribuye una mayor mortalidad.
“Vasos sanguíneos, riñón, corazón y ojos son los órganos más dañados por la hipertensión arterial”, sostiene la doctora Cañadas.
“Produce insuficiencia renal, que en los estadios más avanzados puede requerir diálisis o trasplante renal. A nivel ocular, causa daño en la retina”, afirma.
Asimismo, “el daño vascular puede tener múltiples presentaciones clínicas en función del territorio vascular afectado”, indica. Puede originarse un infarto de miocardio, angina o insuficiencia cardiaca debido a la enfermedad de las arterias coronarias, señala.
Pueden darse, además, “infartos o hemorragias cerebrales como consecuencia de la enfermedad de la circulación cerebral”, apunta.
Según prevén los autores del libro Hipertensión arterial 2020, en 2025 habrá un 60 % más de hipertensos en todo el mundo. Es decir, unos 588 millones de personas más desarrollarán esta patología.
En la actualidad, el 26,4 % de la población adulta mundial padece hipertensión. Solo en España, esta enfermedad afecta al 30 % de los ciudadanos mayores de 18 años. La prevalencia aumenta hasta el 59 % en las personas que ya han cumplido 65 años, sostienen.
Con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de esta patología, el 17 de mayo se celebró el Día Mundial de la Hipertensión. La mayoría de los pacientes con hipertensión “van a necesitar tratamiento de por vida”, afirma Cañadas.
“El tratamiento del paciente hipertenso tiene dos pilares fundamentales: la modificación del estilo de vida y el tratamiento farmacológico si lo anterior no es suficiente”, precisa la cardióloga.
“La modificación del estilo de vida incluye medidas como la pérdida de peso en los individuos con sobrepeso, el ejercicio físico, cambios en la dieta, restricción de la ingesta de sal y el cese del hábito tabáquico”, indica.
Actualmente, existe un amplio abanico de tratamientos farmacológicos para un mejor control de la hipertensión. No obstante, en los próximos años, “no hay grandes esperanzas de que aparezcan nuevos tratamientos antihipertensivos que actúen sobre mecanismos diferentes de los que disponemos ahora”, apunta Pedro Aranda, uno de los autores del libro Hipertensión arterial 2020 y jefe de la unidad de hipertensión del Hospital Carlos Haya de Málaga.
Sin embargo, “sí hay mucha confianza en el desarrollo de combinaciones fijas de dos y tres medicamentos en un solo comprimido como estrategia de futuro para el control de la hipertensión”, sostiene.
En 2025 habrá un 60 % más de hipertensos en todo el mundo, lo que se traduce en 588 millones de nuevos casos, según estiman los autores del libro Hipertensión arterial 2020.
Se considera hipertenso a todo aquel que presente cifras de tensión arterial sistólica por encima de 140 mmHg o diastólica superior a 90 mmHg, indica María Victoria Cañadas Godoy, cardióloga del Hospital USP San Camilo, en Madrid.
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