A la mayoría de las personas les cuesta hacer dietas, sobre todo cuando duran varios meses. Pero no sucede lo mismo con las personas que padecen anorexia nerviosa, a quienes la decisión de dejar de comer puede causarles la muerte. Hasta ahora, esta fuerte negación a alimentarse no tenía una explicación clara. Un nuevo estudio realizado en la Universidad de California aporta nuevas claves para entender por qué las personas con el trastorno sienten ansiedad después de comer, en lugar de la sensación normal de placer o satisfacción.
“Este es el primer estudio que demuestra que existe una causa biológica para esta respuesta paradójica a la comida”, destaca Walter Kaye, profesor de psiquiatría y director del Programa de Investigación y Tratamiento de desórdenes alimenticios de dicha universidad. Durante la última década, se logró comprender con más detalle cómo la comida desencadena sensaciones gratificantes. Estos mecanismos cerebrales involucran a la dopamina, una sustancia química que se libera en el cerebro cuando los animales o las personas comen alimentos sabrosos.
Kaye y su grupo de investigadores seleccionaron mujeres con anorexia nerviosa y sin trastornos de alimentación y les generaron “estímulos de dopamina” usando una dosis de la droga anfetamina, que también libera esta sustancia en el cerebro. Luego, mediante una técnica llamada tomografía de emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) obtuvieron imágenes del funcionamiento del cerebro en respuesta a la dopamina.
Los resultados de este trabajo, publicado en la revista International Journal of Eating Disorders, sugieren que, en las mujeres sanas, la liberación de dopamina produjo sensaciones de placer en la región del cerebro conocida como “centro de recompensa”. Sin embargo, en las mujeres con anorexia nerviosa, la dopamina liberada produjo sensaciones de ansiedad. En estos casos, los científicos pudieron ver que se activó una región del cerebro diferente: la que se relaciona con la “preocupación ante las consecuencias”.
Para Kaye, este estudio permitiría explicar porqué a los enfermos de anorexia nerviosa les cuesta comer y ganar peso. “Es posible que la dopamina generada por la comida les genere sentimientos de ansiedad intensos y desagradables”, afirma el experto.
Como el estudio se realizó en pacientes anoréxicas que estaban en recuperación desde al menos un año, los investigadores sugieren que la ansiedad experimentada se debe a rasgos preexistentes en las pacientes y a un peso extremadamente bajo causado por la enfermedad.
Por el momento, es prematuro anticipar el impacto de estos resultados en las terapias contra la anorexia. No existen aún tratamientos probados que reduzcan los síntomas centrales de la enfermedad, como la ansiedad inducida por la comida. Para los expertos, sigue siendo crítico lograr que los pacientes coman y recuperen peso para tratar esta enfermedad de forma efectiva.
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