“Ya podemos utilizar células reprogramadas para crear nuevos fármacos”
Existen células de laboratorio con un potencial terapéutico tan poderoso como las células madre embrionarias: las de pluripotencia inducida (iPS). El científico japonés Shinya Yamanaka, ‘padre’ de este descubrimiento, se encuentra estos días en Madrid para recoger el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina.
La principal ventaja de las iPS es que pueden convertirse en cualquier tipo celular especializado. Imagen: Shinya Yamanaka, acompañado de Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA. Imagen: SINC
En 2006, el científico japonés Shinya Yamanaka logró una de las metas más perseguidas de la biología moderna: generó células madre de pluripotencia inducida (iPS por sus siglas en inglés) a partir de células adultas. Por este descubrimiento, Yamanaka, que dirige el Centro de Investigación y Aplicación Celular iPS de la Universidad de Kioto, Japón, ha sido galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina, que recibirá este miércoles.
La principal ventaja de las iPS es que pueden convertirse en cualquier tipo celular especializado, algo hasta entonces exclusivo de las células madre embrionarias (ES, por sus siglas en inglés). El nipón comenzó investigando con ellas, pero se empeñó en buscar alternativas.
“Sabíamos que podíamos lograr que las células adultas volvieran a su estado embrionario, pero no cómo hacerlo”, ha explicado Yamanaka este martes en Madrid. Tan solo seis años después, el científico y su equipo conseguían combinar cuatro genes con los que convirtieron células adultas cutáneas en iPS. “Pensaba que tardaríamos entre 20 y 30 años en lograrlo pero nunca se lo dije a mi equipo”, ha confesado.
Estas células, muy parecidas a las ES, ya están listas para su aplicación farmacológica. “Podemos utilizarlas ya para crear fármacos eficaces y seguros”, ha asegurado Yamanaka. Según el experto, las iPS pueden generar modelos de enfermedades como el párkinson, el alzhéimer y diversas cardiopatías. Con estos modelos, el ensayo de nuevos fármacos puede comenzar “en un futuro muy cercano para los pacientes”, ha añadido.
La seguridad, el objetivo principal
Para su segunda aplicación, la medicina regenerativa –con la creación de tejidos ‘a medida’ para sustituir los dañados en cada paciente–, todavía falta más tiempo. Uno de los mayores problemas que generan estas células reprogramadas es el riesgo de que se vuelvan cancerígenas. “La seguridad es lo más importante y tenemos que tenerla muy presente cuando usemos estas células en el campo regenerativo”, ha subrayado Yamanaka a SINC.
Aunque la tecnología ha mejorado mucho “gracias a científicos de EE UU, Reino Unido y España”, ha puntualizado el experto, “necesitamos más investigación básica”, ha añadido.
En su opinión, el riesgo tumoral 0 de estas células es inalcanzable, por eso propone dos líneas de trabajo: conseguir que la tecnología sea lo más segura posible, y desarrollar un método para tratar a los pacientes que sufran conversión cancerígena.
El reto de los enfermos de leucemia
Las iPS se pueden generar a partir de diferentes células que pueden ser cutáneas, sanguíneo-periféricas y del folículo capilar. Este origen afecta de forma diferente a las células resultantes. “¿Qué origen debemos utilizar?”, se pregunta Yamanaka, y esa es su línea de investigación actual.
Uno de los retos que se plantea es generar células madre hematopoyéticas (células pluripotentes de la médula ósea) para tratar a enfermos de leucemia. “Los pacientes mueren esperando un donante”, se ha lamentado. “Si pudiéramos generar estas células a partir de iPS, salvaríamos muchas vidas pero sigue siendo muy difícil”, ha reconocido.
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