Si no te está yendo tan bien cómo quisieras en tus estudios, aquí te presentamos una alternativa que puede ayudarte a mejorar tu capacidad de concentrarte y aprender: la meditación. ¿Se te había ocurrido? Sigue leyendo y entérate lo que se ha descubierto en investigaciones recientes sobre este tema.
Si crees que la meditación es aburrida, que es algo que sólo le gusta a la gente grande y que no tiene nada que ver con tu estilo de vida moderna, activa, llena de actividades y de reuniones sociales, te sugiero que tomes dos minutos para leer este artículo, especialmente si no te está yendo tan bien en el colegio cómo tú quisieras.
¿Por qué? Porque un nuevo estudio desarrollado por unos investigadores de la Universidad Maharishi de Administración, en California, Estados Unidos, demostró que la meditación trascendental podría ayudar a mejorar el rendimiento académico en los adolescentes, sobre todo en los cursos de matemática y de inglés.
Para ello consideraron el desempeño de alrededor de 200 alumnos de un colegio estatal en California, que tenían problemas para aprobar estas dos materias: inglés y matemáticas, y encontraron que quienes practicaban el programa de meditación transcendental mejoraron su rendimiento y sus calificaciones en ambos temas.
Si te estás preguntando de qué se trata la meditación trascendental, te cuento: es una práctica que te lleva a un estado de una tranquilidad mental y a otras vivencias espirituales, pues se enfoca en estar en el momento presente. Existen distintos tipos de meditación que generan efectos diferentes, por eso algunas personas aplican estas técnicas para obtener beneficios en distintos aspectos, como la salud y la educación. Esto dio lugar a que cada vez más investigadores se dedicaran a buscar una relación entre la meditación y esos aspectos de la vida.
La meditación está asociada con estados de relajación física que pueden ser utilizados para aliviar el estrés, la ansiedad y otros síntomas del cuerpo, así como para producir cambios en la mente, que pueden ser utilizados para observarse a uno mismo, aprender a controlar la conducta o los impulsos y descubrir cuándo tu forma de pensar hace que seas autodestructivo/a o que te dañes a ti mismo/a.
Relacionado con la conducta y el pensamiento, los investigadores han desarrollado estudios en distintos países para vincular la meditación con la educación y encontraron resultados positivos. Por ejemplo, algunos análisis realizados en Estados Unidos por el Inner Resilience Program, en Nueva York, consideraron a estudiantes de hasta 11 años de edad y demostraron que la meditación en las aulas había logrado mejorar la confianza de los niños en sí mismos y su capacidad para relacionarse con el mundo.
En otro estudio que comparaba los hallazgos de más de 100 investigaciones al respecto, se comprobó que los estudiantes que recibieron el aprendizaje social y emocional dentro y fuera del aula mostraron importantes mejoras en su comportamiento: no sólo dominaron las habilidades para tranquilizarse y desenvolverse mejor, sino que también aprendieron con más eficacia y sus notas fueron más altas.
¿Todavía piensas que la meditación no es para ti? Pues hay más. Otras investigaciones trataron de evaluar cómo estas técnicas te pueden ayudar a mantenerte más sano, teniendo en cuenta que la salud emocional (es decir, tus emociones y tus sentimientos) afectan a la salud del cuerpo.
Tu cuerpo responde a la manera en la que piensas, sientes y actúas. Si estas estresado, ansioso o enojado, tu cuerpo tratara de decirte que algo no anda bien. Por eso, cuando tienes problemas emocionales es posible que el sistema de defensas de tu organismo se debilite y, por ejemplo, podrías tener más resfriados y otras infecciones. Además, en esos tiempos difíciles es posible que te sientas desganado/a y no cuides tu salud como debieras, podrías no tener deseos de hacer ejercicio, comer mal y hasta abusar del alcohol, el tabaco u otras drogas (algo que, desafortunadamente, es bastante común durante la adolescencia).
Por todo esto, es importante que trates de reconocer tus emociones y comprender por qué las estás teniendo. Y si no tienes tiempo de empezar algún tipo de meditación (aunque algunas requieren ejercicios que pueden resultar muy entretenidos), aquí te sugiero algunas cosas sencillas que puedes empezar a aplicar para mejorar tu salud emocional y, de paso, sentirte más concentrado/a y con más energía para absorber nuevos conocimientos y mejorar tu rendimiento en los estudios y en la escuela:
Expresa tus sentimientos para que las personas que te quieren puedan saber qué cosas te molestan. Aunque debes considerar que quienes te rodean no siempre podrán ayudarte, a veces podría ser necesario que busques ayuda profesional.
Trata de que tu vida sea equilibrada y no te obsesiones con los problemas que puedan conducirte a sentimientos negativos. Es importante que aprendas a lidiar con los problemas pero también que puedas enfocarte en las cosas positivas de tu vida.
Procura ser tolerante cuando te enfrentes a los problemas y eleva la imagen que tienes de ti mismo/a.
Cuida tu salud. Para estar bien emocionalmente también hay que estarlo físicamente. Trata de que tus comidas sean saludables, duerme suficiente y haz ejercicios regularmente.
Hay muchos recursos para estar bien emocional y físicamente. La meditación es una de ellas. Tu mismo/a encontrarás cuáles son las cosas que te hacen bien y, cuando las descubras, no las abandones, te ayudarán para llevar una adolescencia sana y feliz, incluyendo un mejor rendimiento en la escuela.
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