La hija podría llevar un bebé en el mismo útero donde se desarrolló.
Médicos en Suecia planean implantar un útero donado por una madre a su hija, en una operación pionera que podría cambiar los tratamientos de fertilidad. Sara Ottoson, de 25 años, es maestra de biología en Suecia y nació con un raro trastorno que le impidió desarrollar un útero.
Ahora podría convertirse en la primera mujer que recibe un trasplante exitoso de útero. Y no se trata de cualquier útero, es el mismo órgano donde ella fue gestada durante nueve meses. Es el útero de su madre, Eva.
La operación pionera, que será realizada por el doctor Mats Brannstrom y su equipo de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, es muy compleja. Y tal como subrayan los expertos, aún cuando fuera exitosa, se necesitarán muchos más estudios antes de que el procedimiento esté disponible en la clínica.
El trasplante de útero presenta las mismas complicaciones que el resto de los trasplantes, como el rechazo del nuevo órgano por parte del sistema inmunológico.
Pero además, como explica el doctor Brannstrom, están las dificultades adicionales de la inaccesible ubicación del útero y de los largos vasos sanguíneos que abastecen a este órgano y que habrá que reconectar.
- Enfermedad rara
Si el trasplante es exitoso, habrá que comprobar si puede mantener un embarazo.
"Es un trasplante de útero de un donante vivo, en este caso la madre de la paciente", el doctor Brannstrom.
"Esto significa que tendremos que llevar a cabo dos operaciones simultáneas: extirpamos el útero de la donante y al mismo tiempo preparamos a la receptora y colocamos el órgano. En total, el procedimiento nos llevará unas seis horas, tres por cada paciente", agrega.
Eva y Sara Ottoson, como informan los médicos, ya han sido sometidas a las pruebas rutinarias que se llevan a cabo para este tipo de operaciones. Los médicos esperan poder realizar el trasplante a principios del próximo año.
Sara Ottoson nació con "agenesia mugelliana", también llamada síndrome de Mayer Rokitansky Kuster Hauser, una rara enfermedad genética caracterizada por el desarrollo anormal o ausencia de vagina y ausencia de útero. El trastorno afecta a una de cada 5.000 recién nacidas. Y como estas niñas tienen una producción normal de hormonas, pueden llegar a la pubertad y ovular normalmente.
Tal como explica el doctor Brannstrom, en el caso de Sara Ottoson, sus ovarios "funcionan perfectamente", de manera que utilizará sus propios óvulos que serán fertilizados con el esperma de su pareja y posteriormente implantados en el útero.
Tanto la madre como la hija han descartado los argumentos éticos de que Sara llevará a su bebé en el mismo útero donde ella misma fue gestada durante nueve meses.
"Como madre, me han planteado todas estas preguntas:
¿ya lo pensaste bien? ¿sabes lo que estás haciendo?
Ésta es la única forma en la que mi hija podría tener un bebé", dijo Eva Ottoson. "Las dos somos mujeres muy racionales y las dos pensamos que sólo se trata de un órgano", afirmó.
- Procedimiento complejo
Ésta no es la primera vez que se intenta trasplantar un útero completo.
En 2000 una mujer de 46 años en Arabia Saudita donó su útero a una paciente más joven, pero el órgano tuvo que se extraído tres meses después, debido a complicaciones.
Aunque desde entonces la investigación ha avanzado mucho en este campo y el procedimiento ha demostrado ser exitoso en estudios con animales, sigue siendo una de las operaciones más complejas que se han llevado a cabo.
Además, queda el enorme desafío de demostrar si el útero es funcional y capaz de mantener un embarazo hasta su término.
"Tenemos muchas esperanzas en que será exitoso", afirma el doctor Brannstrom. "Y baso estas esperanzas en el hecho de que en los últimos diez años hemos llevado a cabo extensos estudios con animales, en distintos modelos de animales, con los cuales hemos investigado y superado todos los obstáculos posibles". "Pasamos por todos los modelos: de ratones, a ratas, a ovejas y primates. Hicimos estudios con babuinos, cuyos sistemas reproductivos son muy similares a los del humano", dice el científico.
"Las investigaciones demostraron que no sólo el trasplante fue exitoso, sino también lograron reproducir crías totalmente normales".
- El siguiente paso
El siguiente paso, dice el doctor Brannstrom, el de pasar al modelo humano, será un paso enorme. Porque técnicamente será un trasplante mucho más complicado que el de un riñón, corazón o hígado.
"Por supuesto toda cirugía conlleva riesgos, como rechazo, infecciones o trombosis venosa. Pero en ésta operación la dificultad principal será evitar una hemorragia y asegurarse de que contamos con vasos suficientemente largos para reconectar el útero", explica Brannstrom.
Además, agrega, está el hecho de que el equipo quirúrgico tendrá que trabajar en un lugar sumido en la profundidad de la pelvis que, tal como lo describen, será como "maniobrar en un embudo".
Ante la pregunta de si este procedimiento le plantea alguna duda ética, por el hecho de que una mujer utilizará el mismo útero donde ella fue gestada, el doctor Brannstrom expresa que la única ética que le preocupa es "el cuidado y atención de sus pacientes".
"Supongo que algunas personas podrían tener problemas con este hecho".
"Para mí lo más importante es que médicamente puede ser viable, y el hecho de que el donante sea la madre incrementa las posibilidades de éxito por la similitud de los tejidos", expresa el investigador.
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