Durante mi última revisión médica, los análisis de sangre revelaron una deficiencia de vitamina D. El médico me recomendó tomar un suplemento de vitamina D, pero no me indicó cuánta cantidad. Soy una mujer sana de 51 años y llevo una alimentación bien balanceada. ¿Cuánta vitamina D necesito?
RESPUESTA del Dr. Philip Hagen, Medicina Preventiva, Mayo Clinic de Rochester en Minnesota, Estados Unidos:
La vitamina D últimamente ha aparecido en los titulares al descubrirse varias formas nuevas mediante las cuales esta vitamina beneficia a la salud y, como resultado, los científicos recomiendan más su ingesta.
Se sabe bien que la vitamina D ayuda con la absorción del calcio y ayuda a mantener fuertes a los huesos. Además, existen pruebas de que la vitamina D ayuda a disminuir el riesgo de algunos tipos comunes de cáncer, de dolor muscular o de las articulaciones, así como talvez de esclerosis múltiple. Entre los últimos estudios, uno publicado el año pasado en la Journal of the American College of Cardiology (Revista del Colegio Americano de Cardiología), descubrió una vinculación entre niveles bajos de vitamina D y mayor riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, hipertensión, diabetes y obesidad.
En ese mismo estudio, los científicos observaron los datos sobre la prevalencia de la deficiencia de vitamina D y descubrieron que la mitad de la población adulta en Estados Unidos podría sufrirla.
Dada la importancia de la vitamina D y de la prevalencia de su deficiencia, es bueno que su médico le revise los niveles de esa vitamina. Para los adultos, la cantidad diaria recomendada (CDR) de vitamina D oscila entre 200 y 600 unidades internacionales (UI), dependiendo de la edad. Para una persona de 51 años, la recomendación es de 400 UI; aunque actualmente muchos expertos dicen que los adultos deben consumir entre 800 y 1.000 UI de vitamina D a diario. Sin embargo, antes de exceder la cantidad diaria recomendada, consulte una vez más con su médico. Tomar dosis que superen las 2.000 UI diarias puede ser nocivo, excepto en ciertos casos raros, como por ejemplo, cuando una persona no puede absorber bien la vitamina D debido a un problema médico o enfermedad.
Algunas personas tienen dificultad para obtener esas cantidades mayores de vitamina D de sus fuentes naturales, o sea de los alimentos y de la luz solar. A la vitamina D se la llama la vitamina solar porque el organismo es capaz de producirla al exponerse a los rayos ultravioletas del sol. Si usted no pasa mucho tiempo afuera, tiene piel oscura o vive en un clima nórdico, entonces no cuenta con suficiente factor solar. Si usted vive en un lugar donde hay sol todo el año, pero usa protector solar (que no deja de ser importante por el riesgo de cáncer de la piel), la producción de vitamina D puede disminuir.
Existen sólo pocos alimentos que son buenas fuentes de vitamina D: los productos lácteos fortificados, el salmón, el atún y la caballa (macarela). Una taza de leche fortificada ofrece alrededor de 100 UI de vitamina D. El salmón (3,5 onzas) ofrece cerca de 650 UI de vitamina D. La mayoría de gente no come a diario lo suficiente de esos alimentos como para alcanzar la cantidad diaria recomendada y esa es la razón por la que existen los suplementos.
Para su edad y situación, lo ideal sería un suplemento que incluya tanto calcio como vitamina D. Muchas mujeres entran en la menopausia a partir de los 50 años, momento en que se presenta una pérdida ósea más rápida. Por ello, la cantidad diaria recomendada de calcio y vitamina D aumenta a los 50 años. Una vez que su médico le autorice, elija un suplemento que le ofrezca entre 500 y 600 miligramos de calcio y 400 UI de vitamina D, para tomarlo dos veces diarias. Dicho suplemento, sumado a la vitamina D que ingiere en su alimentación habitual, debería mantenerla dentro del rango seguro y subir sus niveles nuevamente a la normalidad.
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