martes, 1 de marzo de 2011

Alerta para padres

Irritabilidad, mal humor, bajas calificaciones y constantes mentiras son algunos de los signos.
Las consecuencias de una dependencia pueden ser igual de graves y peligrosas en todos los casos Aunque en la adolescencia muchos cambios de humor y actitud pueden considerarse normales, hay comportamientos que deberían alertar a los padres sobre una posible adicción de los menores a las drogas.

Irritabilidad, mal humor, menos afecto que antes, bajas calificaciones, constantes mentiras y nuevos "amigos" de mala influencia son algunos de los signos que pueden marcar el inicio de la dependencia a una droga, señala Jaime Treviño, presidente de la Asociación de Psiquiatría Infantil y de Adolescencia del Noreste.

"Posiblemente pueda empezar a necesitar más dinero o a llegar a deshoras a la casa. En ocasiones, cuando las adicciones son importantes pueden robar algún aparato en la casa para venderlo y conseguir la droga.
"Pero no porque tengan uno de estos signos vamos a decir que el adolescente ya es adicto. Si empiezan a notar varias cosas que estén pasando simultáneamente hay que poner una atención especial", precisa.
Las drogas a las cuales un adolescente puede hacerse adicto son, principalmente, la mariguana y los inhalantes, indica el psiquiatra. Estos útimos son frecuentes por su bajo costo.

"Cuando usan mariguana tienen los ojos de color rojo o empiezan a arrastrar la voz. Batallan para pronunciar la "r", sesean (pronuncian la "s") demasiado o disminuye su capacidad para pensar a un ritmo normal y contestar, a como lo hacían antes".

Puede ser que los padres no se den cuenta de estos cambios en sus hijos, sobre todo cuando en casa hay problemas familiares, incluso algunos menores se inician en las drogas desde corta edad.

"Lo más común es que empiecen en las drogas alrededor de los 14 o 15 años, pero se está viendo que desde más temprana edad ya están incursionando, incluso de 9 o 10 años hemos tenido reportes", agrega Mirthala Juárez, consejera de la Asociación.

Cuando la situación de pareja no es la más funcional o cuando los padres no están al pendiente de sus hijos, aumenta la posibilidad de que los menores "tropiecen" en este tipo de adicción.

"Pero también, en algunas ocasiones hay muchachos muy hábiles que de inicio saben esconder muy bien los síntomas y no es tan fácil que los papás se den cuenta. Conforme van cayendo en la dependencia cada vez es más difícil ocultar los síntomas", comenta Treviño.

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