Margie Hodgin de Turnersville, Carolina del Norte, estaba a principios de los cuarenta cuando desarrolló anorexia nervosa, y sabe de lo mucho que la afección puede aislar.
"En medio de un trastorno así, uno no sabe cómo explicar los sentimientos a quienes le rodean", apuntó.
Afortunadamente, Hodgin buscó la atención de un terapeuta que sugirió un tratamiento nuevo y con frecuencia eficaz, un programa de consejería intensiva en que también participó el marido de Hodgin.
Dijo que el programa, llamado Uniendo parejas (para el tratamiento de) la anorexia nerviosa (UCAN, por su sigla en inglés), probablemente fue más eficaz, tanto para su propia recuperación como para su matrimonio, que otros programas de paciente externo a los que había ido sola, ya que ella y su marido podían ser completamente francos sobre lo que estaba sucediendo.
"Abrió muchos canales", recuerda Hodgin, que ahora tiene 47 años de edad. "Sentía muchísima vergüenza. Cambió nuestra relación de una relación que era casi entre padre e hija y nos puso al mismo nivel, en que éramos una pareja nuevamente".
Su exitosa recuperación de la anorexia en el programa no es única. De hecho, en un periodo de seis meses, la investigadora Cynthia M. Bulik y colegas observaron una tasa de abandono de apenas cinco por ciento en las trece parejas inscritas en UCAN. En contrate, por lo general la terapia tradicional para la anorexia tiene una tasa de abandono de 25 a 40 por ciento, según Bulik.
Los índices de masa corporal (IMC) de las participantes también aumentaron más tras tres meses de lo que se observa típicamente en pacientes de programas tradicionales, encontraron los investigadores.
Bulik pensaba presentar sus hallazgos sobre UCAN el jueves en la Conferencia Internacional sobre Trastornos Alimentarios, en Miami.
La anorexia, caracterizada por una pérdida extrema de peso y un miedo intenso de engordar, por lo general se considera un trastorno de la adolescencia, pero es cada vez más común en mujeres de mediana edad, muchas de las cuales se encuentran en relaciones estables, señaló Bulik.
Con la terapia individual tradicional, alrededor del 25 por ciento de las pacientes de anorexia se recuperan por completo, 25 por ciento experimentan recaídas crónicas, y la otra mitad apenas logra una recuperación parcial, añadió. Cerca de cinco por ciento de las pacientes muere.
Mientras tanto, las parejas de las personas que luchan contra los trastornos alimentarios "siempre desean ayudar, pero no saben cómo hacerlo", apuntó Bulik, directora del Programa de Trastornos Alimentarios de la Universidad de California en Chapel Hill, y profesora del departamento de psiquiatría de la universidad. "Digan lo que digan, sienten que no les entienden", explicó. "Finalmente pienso que estamos aprovechando el poder de la pareja".
Las parejas del programa habían estado juntas nueve años, en promedio, y el 77 por ciento estaban casadas. El régimen de UCAN conllevaba 22 sesiones de pareja, consultas semanales de psicoterapia individual, consultas psiquiátricas mensuales y ocho sesiones con un dietista.
Aunque la anorexia puede afligir a ambos sexos, es mucho más prevalente en las mujeres. Todas las pacientes de UCAN eran mujeres, y tenían una edad promedio de 32 años.
El programa abordó la angustia matrimonial general, la mala comunicación y los niveles altos de inquietudes sexuales en las parejas en que una parte tenía anorexia, junto con formas de evitar las recaídas. Dado que la conducta de una persona anoréxica, que puede incluir no comer nada, darse atracones de comida y purgarse, resulta peligrosa, crea una pared de secretismo entre la pareja, apuntó Bulik. Al mismo tiempo, el compañero sano con frecuencia asume un rol antinatural, monitorizando constantemente las conductas de la anoréxica.
Lo que resulta es algo parecido a la política de "prohibido preguntar, prohibido decir. Lo que la anorexia hace es como construir una verja eléctrica alrededor [de la enfermedad]", explicó Bulik. "¿Qué hace que nuestro programa sea eficaz? Que no haya secretos. Cada compañero habla sobre su experiencia. Sale al descubierto".
Con frecuencia, la relación sexual de la pareja sufre cuando uno de ellos tiene graves dificultades con su imagen corporal, apuntó Bulik. Pero UCAN insta a las parejas a discutir el afecto físico y el sexo, y a desarrollar posibles formas de mejorar dichos aspectos.
Un experto dijo que el abordaje en pareja ciertamente podría ayudar a algunos pacientes.
"La imagen corporal ciertamente es parte del problema, pero el control es una parte igual de grande", afirmó el Dr. Doug Klamp, internista y especialista en trastornos alimentarios de Scranton, Pensilvania. "Que una tercera persona participe es extremadamente importante".
"Hay un conflicto natural", añadió Klamp. "Sienten que están gordas, y se supone que su pareja las adule. Así que un método más estructurado puede ser muy útil".
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