martes, 26 de abril de 2011

Mitos y verdades sobre los edulcorantes

Existe un abanico de posibilidades si de edulcorantes se habla. Desde la sacarina sódica a la stevia, todos demostraron ser seguros en las dosis justas. Para la Licenciada en Nutrición María Emilia Mazzei, “hoy la elección de cuál consumir depende exclusivamente del paladar del usuario”.
En el marco de la presentación de Equalsweet Stevia, un edulcorante de origen totalmente natural que también es apto para cocinar, la especialista relató que estas alternativas naturales o artificiales son sanas “siempre que se tomen en su justa medida”, ya que “todo alimento, por más perfecto que sea, puede convertirse en venenoso si se administra en cantidades inexactas”.
Mazzei aclaró que incluso los niños pueden consumir estas alternativas. “La Sociedad Argentina de Pediatría acepta que a partir de los tres años, los chicos consuman endulzantes, pero si yo tengo un bebé de siete meses que es diabético, voy a optar por darle un yogur dietético sin azúcar”, indicó.

Es cierto que los pequeños de hasta cinco años tienen que ingerir sus calorías. Al respecto la nutricionista indicó que “si no presentan problemas de peso ni antecedentes de colesterol, deben consumir lácteos enteros en lugar de los descremados o los 0%”.
Sin embargo, Mazzei aclaró que si bien no existen problemas en que los chicos sin patologías usen azúcar, “las calorías aportadas por este alimento son vacías, es decir, no vienen acompañadas de nutrientes”. El alcohol es otro ejemplo de producto que engorda pero no alimenta.
La cuestión radica, según la experta , en no tirar calorías, sino usarlas estratégicamente en otros alimentos como el aceite, que además aporta ácidos esenciales”.
A modo de ejemplo, dijo: “No tendría problemas en suministrar endulzantes a hijos o nietos si considero que cuatro cucharaditas de azúcar engordan como 10 ravioles, entonces opto por la pasta, ya que además les aporta nutrientes”.

Pero más allá de las personas que quieran mantener la línea, la nutricionista indico que los edulcorantes deben ser empleados si se padecen patologías en las que el consumo de azúcar puede ser desde no recomendable a nocivo.

Entre ellas:
• La diabetes, donde se debe evitar este alimento para que la glucemia se mantenga estable. Por otra parte también se debe suprimir su uso en la diabetes insípida, ya que el consumo provoca picos repentinos de hipoglucemia.
• La trigliceridemia, ya que el azúcar es una de las fuentes para formar los triglicéridos
•La obesidad el sobrepeso o síndrome metabólico, donde los pacientes deben orientarse a consumir las calorías necesarias para vivir pero no para mantener la grasa.

Distintas opciones al alcance del paladar
Durante el encuentro, Mazzei enumeró las alternativas al azúcar que aparecieron a lo largo de la historia. La primera fue la sacarina sódica, que había sido cuestionada por estudios que indicaban que podían causar cáncer de vejiga. Sin embargo, los resultados no fueron comprobados en humanos sino en ratones macho, luego que les suministraran altas dosis que nunca las personas llegarían a ingerir, debido a la gran superioridad de poder endulzante frente al azúcar.

El segundo en lanzarse fue el ciclamato, también cuestionado porque no era tan difícil pasarse de la ingesta máxima, debido a que su poder endulzante era “sólo de 30 a 50 veces mayor al del azúcar”, explicó la nutricionista. A su vez agregó que esta opción “cada vez se usa menos, especialmente si de bebidas gaseosa se habla”. Pero sí se emplea combinado con otros edulcorantes porque, según indicó Mazzei, estas alternativas al azúcar “tienen sinergismo”, es decir, si se mezclan dos o más se usan cantidades menores de cada una para lograr el mismo nivel de dulzor.

Pero más allá de los cuestionamientos, los dos eran criticados por su “after taste”, el sabor amargo que dejaban como resabio. La solución pareció llegar con la aparición del aspartamo, de éxito rotundo en la década de 1990. Pero la desventaja del nuevo endulzante era la pérdida de sabor durante la cocción.
Una década más tarde llegó la sucralosa, apto para cocinar y con un sabor muy similar al del azúcar, ya que se obtiene a partir de una síntesis distinta de su molécula.
El resultado: un poder edulcorante 500 veces mayor, sin calorías.

En la actualidad, la stevia surge como la alternativa natural a las opciones artificiales. Surgida de la planta del mismo nombre, los glucósidos de esteviol tienen un 95% de pureza para lograr un mayor poder endulzante. De cero calorías, es también apto para cocinar.

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