La genética podría ayudar a determinar cuánta cafeína le hace a uno falta, según una investigación reciente, con diferencias en dos genes específicos que llevan a la gente a consumir más, o menos, del estimulante más popular del mundo.
Una investigación reciente sugiere que las personas que portan la llamada variación de "alto consumo" de cualquiera de los dos genes parecen beber más café frente a los que llevan la variante de "bajo consumo".
"Realmente es una historia increíble", señaló el Dr.Neil Caporaso, jefe de la rama de epidemiología genética del Instituto Nacional del Cáncer. "La gente realmente no lo sospecha, pero la genética tiene muchísimo que ver con muchos comportamientos, como fumar o consumir alcohol. Ahora resulta que también tiene que ver con la cantidad de cafeína que consumimos".
Los dos genes en cuestión se llaman CYP1A2 y AHR. El primero ya se había relacionado con el proceso mediante el cual se metaboliza la cafeína, mientras que el AHR regula la actividad del CYP1A2.
"Ahora, se ha sabido durante algunas décadas que este gen particular CYP1A2 es lo que metaboliza la cafeína", aseguró Caporaso. "Pero usando una nueva tecnología, lo que mostramos por primera vez es que este gen parece responsable por las diferencias hereditarias en cómo bebe café la gente".
Caporaso se une a sus colegas de la Facultad de salud pública de la Universidad de Harvard, del Hospital Brigham and Women's, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y otros para informar sobre sus hallazgos en la edición de abril de PLoS Genetics.
El estudio, financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, anotó que más de ocho de cada diez estadounidenses adultos que consumen cafeína beben café. En el mundo, la cafeína es la sustancia psicoactiva más popular. El 90 por ciento de la gente del planeta consume alguna forma de ella.
El hallazgo sobre los fundamentos genéticos del consumo del café a partir de un mapeo altamente complejo de los rasgos hereditarios específicos junto con los patrones de ingesta de cafeína de más de 47,000 estadounidenses de ascendencia europea en cinco estudios distintos.
Los metaanálisis de los estudios, que se realizaron entre 1984 y 2001, examinaron los cálculos de consumo promedio de cafeína, si están disponibles, para la ingesta de cada participante de café, té, Coca-Cola y otras bebidas carbonatadas, y/o chocolate.
Al reunir los datos, Caporaso y sus asociados hallaron que los que portaban el genotipo de más alto consumo de los genes CYP1A2 o AHR consumieron 40 mg adicionales de cafeína, frente a los que portaban el genotipo de menor consumo.
Esto, anotaron los autores, equivale básicamente a la cantidad de café que se puede hallar en una sola lata de gaseosa o en la tercera parte de una taza de café.
"Aquí el punto es que la manera como bebemos café no es simplemente aleatoria", señaló Caporaso, quien, al igual que los demás coautores, declaró que no tenía ningún conflicto de intereses. "Se relaciona con la suerte genética que le tocó. Eso significa que ahora podemos dividir a la gente entre los que metabolizan rápidamente y los que lo hacen lentamente, la gente que con una tacita de café se siente con suficiente cafeína para todo el día y la gente que se toma dos tazas grandes seguidas de una Coca-Cola más tarde para lograr el mismo efecto".
"También resulta que estas observaciones en realidad van más allá de la cafeína", continuó, "porque uno de los genes que identificamos no está ahí simplemente para metabolizar la cafeína. Hace muchas cosas más, como metabolizar compuestos del cáncer y de una larga lista de medicamentos".
"Entonces, ahora, tenemos algunos marcadores genéticos claros que podemos examinar para determinar cómo podrían afectar diversos procesos metabólicos", aseguró Caporaso. "Pero entretanto, la gente debe pensar que la cafeína es segura en general. Disfrútela. De hecho, lea acerca de esta investigación mientras bebe una taza de café", dijo socarronamente.
Por su parte, el Dr.John J. Mulvihill, miembro del Colegio Estadounidense de Genética y profesor de pediatría de la Universidad de Oklahoma en Oklahoma City, describió la investigación sobre la cafeína como "otro bloque en la construcción de la medicina personalizada".
"Básicamente, se trata de la susceptibilidad única de cada individuo", dijo. "Todos somos un conjunto único de genes que interactúa en un ambiente único. Este asunto es fascinante porque la cafeína es un 'ambiente' voluntario al que la mayor parte de la humanidad se siente atraído".
"Y aunque la noción general de tener más o menos tolerancia a la cafeína no es una observación nueva, la utilidad clínica de este trabajo con el tiempo podría tener que ver con el hecho de que los genes involucrados con el metabolismo de la cafeína también tienen que ver con metabolizar otras cosas", agregó Mulvihill.
Eso podría significar que, algún día, los pacientes o sus médicos podrían comunicar que son inusualmente sensibles a la cafeína, dijo, "porque eso podría ser una pista de que hay medicamentos que se recetan que podrían tener efectos inusuales e indeseables sobre el paciente. Entonces, la cafeína podría tener buena fama. Pero también podría resultar una marca personalizable para temas de preocupación".
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