lunes, 18 de abril de 2011

La psoriasis tiene cura

Se puede curar la psoriasis siempre que sigamos algunas recomendaciones y cumplir con el tratamiento recetado por un medico dermatologo.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel de tipo autoinmune, que sigue un curso crónico, con episodios de exacerbación y de remisión. No es contagiosa y su pronóstico varía según el organismo. Se manifiesta con la aparición de placas rojas y escamosas, que en muchos de los casos producen picazón, y se localizan en manos, pies, codos, rodillas, zona baja de la espalda o cuero cabelludo. En ocasiones, la dolencia puede presentarse acompañada de cuadros articulares, que llegan a inmovilizar al paciente en cama y afectan otros sistemas del organismo, como consecuencia del deterioro emocional al que es sometido el individuo, ante el dolor físico que padece y el rechazo social del cual constantemente es víctima.

Esta patología no tiene distinción de sexo, raza o edad; de dos a tres por ciento de la población mundial sufre de psoriasis. En Venezuela "existen centros especializados, como es el caso del Hospital Vargas, donde hay un buen servicio de fototerapia -tratamiento muy efectivo para este padecimiento-que, por la cantidad de pacientes que atienden, cuenta con una buena estadística, por tratarse de un centro de referencia nacional. Sin embargo, no se tienen cifras oficiales actuales donde quede reflejada toda la población del país, aun cuando se trata de una enfermedad con una prevalencia bastante importante", afirma el doctor Juan Carlos Narváez, dermatólogo de Salud Chacao y del servicio médico del Ministerio de Finanzas. Actualmente, la Asociación Venezolana de Psoriasis (Avepso), lleva a cabo un conteo de pacientes a fin de producir un registro.

En opinión del especialista, las lesiones de psoriasis y su distribución en la epidermis son bastante típicas, por lo cual clínicamente su diagnóstico puede realizarse a partir de un examen detallado de la piel. "Ahora bien, si existe alguna duda en determinados pacientes, porque la enfermedad pueda confundirse con otras debido a que las manifestaciones no sean tan características, lo que debe hacerse es una biopsia de piel", explica el especialista.

Factores genéticos y desencadenantes
Actualmente están bien documentados todos los cambios que se producen en el organismo de una persona que sufre de psoriasis, incluso el complejo entramado de células que intervienen. Sin embargo, la causa específica del proceso inflamatorio es realmente desconocida; aunque sí se conocen dos factores importantes que intervienen en la aparición de la enfermedad: los genéticos y los desencadenantes.

Aun cuando la psoriasis no está considerada una afección hereditaria, parece ser que hay una predisposición genética a padecerla. Según explica Narváez, "no se ha establecido cómo es el tipo de herencia, si es autosómica recesiva o dominante, pero sí se han descrito que existen varios antígenos de histocompatibilidad que se asocian con la dolencia y eso tiene un componente genético y hereditario, de hecho existen grupos familiares donde está presente la psoriasis".

Por otra parte, también hay un conjunto de elementos medioambientales externos o internos que pueden hacer que se desencadene o agrave un brote de la afección, entre los primeros están: los cambios estacionales o la ropa en contacto con la piel, y entre los segundos: las enfermedades infecciosas, algunos fármacos, el estrés y los cambios hormonales que se producen durante la pubertad o la menopausia.

Cómo evitarla
Lamentablemente, poco o nada puede hacerse contra la aparición de la psoriasis, ya que es una dolencia crónica. Sin embargo, sí pueden tomarse medidas contra esos brotes de exacerbación tan molestos.
La primera es que el paciente debe permanecer sereno y relajado, ya que la ansiedad y el estrés emocional hacen un flaco favor al trastorno.
La segunda consiste en tratar la piel con mucho cariño, porque en la epidermis de los afectados se produce el fenómeno Koebner (si aparece una herida en zonas sanas, tras dicha herida surgirá una nueva placa de psoriasis). Por esa razón, a los enfermos se les pide que traten de evitar hasta el rascado. Además, deben prescindir de tomar ciertos antihipertensivos, litio o alcohol y protegerse contra las infecciones bacterianas de garganta.

Batería de medicamentos
Dependiendo de la superficie corporal afectada y de la intensidad de las lesiones se elige el tratamiento adecuado. "Existen desde los medicamentos locales, como pueden ser los esteroides tópicos, hasta la fototerapia y las terapias sistémicas, cuando la enfermedad es muy severa y extensa, como son los inmunosupresores, tales como el metotrexato, la cicloforina A y los de última generación. Estos son los llamados medicamentos biológicos; los cuales son unas moléculas que se producen con células vivas, y están diseñados para tratar la psoriasis y la artritis psoriásica. Algunos medicamentos biológicos arremeten contra las llamadas células T del sistema inmunológico, mientras que otros atacan a los mensajeros químicos liberados por las células T activadas, conocidos como factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-alfa).
Desde hace aproximadamente cinco o seis años hay bastante experiencia a nivel mundial con esas moléculas en el tratamiento de la enfermedad. De hecho, ya ellas estaban usándose contra la artritis, pero ahora su utilización es bastante segura en psoriasis. En el mercado se encuentra el etanercept, cuya marca comercial es el Enbrel, y el adalimumab que es el Humira, estos son los que más se están usándose en Venezuela, pero la experiencia a nivel mundial es bastante amplia", explica Narváez.

Discriminación e impacto emocional
Sigrid Urbina, coordinadora de la Asociación Venezolana de Psoriasis (Avepso) en Valencia y promotora de la fundación Abracemos la psoriasis, vive con esta dolencia desde los 11 años de edad. Han transcurrido casi 30 años desde ese diagnóstico y a partir de ese largo recorrido cuenta su historia: "La enfermedad ha tenido una influencia negativa en mi vida laboral. He pasado los últimos cinco años con lesiones muy fuertes, incluso estuve en cama tres meses, no tanto inmóvil, pero sí con poco movimiento para caminar, dado que sufro de artritis psoriática. Por eso estuve a punto de incapacitarme de mi trabajo en la Universidad de Carabobo. Realicé todos los trámites preliminares pero afortunadamente asumí que estaba pasando por un cuadro depresivo crónico, ya que no terminaba de aceptar mi condición; en eso asumí la psicoterapia, y a raíz de allí muchas cosas cambiaron para bien. A la gente le cuesta mucho considerar la psicoterapia como complemento, a mí me funcionó, y puedo dar fe, aparte del milagro de Dios que ha metido su mano conmigo, de que esa dupla del medicamento biológico con el manejo adecuado de la parte emocional es un éxito. Afortunadamente ya estoy trabajando, tengo mi rutina diaria normal... y toda la fe de que no voy a tener recaída por muchos años.
A nivel personal, como mujer, afortunadamente nunca había tenido problemas hasta cierto punto, pero hace un año exactamente sentí por primera vez la discriminación con una pareja, y, de hecho, es a partir de ese instante cuando arranco con ese proceso de crear la fundación, y me monté en la misión, aunque sea pequeñita de mi parte, de no hacer sentir a tanta gente lo que yo experimenté en ese momento".

Vivir con ella y no por ella
Urbina propone a aquellas personas que le acaban de diagnosticar las dolencias seis recomendaciones esenciales a tener en consideración:
1. No entrar en pánico, porque, por lo general, la primera frase del médico tratante es decir que se trata de una enfermedad incurable. Y eso psicológicamente es muy duro. A cualquier persona que le digan ese diagnóstico inmediatamente lo asociará con la muerte.
2. Acudir a un especialista, principalmente dermatólogo.
3. Asumir que es una enfermedad más, pero que involucra el órgano social y visible del cuerpo, por tanto puede costar un poco su aceptación. Sin embargo, comprender que es necesario aceptarla como ella viene, pues de esta manera se vivirá con ella más no por ella.
4. Tratar en lo posible de seguir el tratamiento adecuado, según las recomendaciones del médico.
5. Comprender que se trata de una enfermedad que requiere de varios especialistas: internista, inmunólogo, un buen dermatólogo y un terapeuta que trate con psicoterapia.
6. Estar consciente de que es una dolencia que no es contagiosa ni infecciosa, y estar con la familia para hacerles ver a ellos que a nadie más le pasará, que es simplemente algo con lo que se nace.

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