martes, 1 de marzo de 2011

Las personas mayores están preocupadas por los efectos secundarios de los medicamentos para el corazón, según un estudio

Un estudio reciente halla que los adultos mayores sopesan cuidadosamente los beneficios y riesgos de los medicamentos que previenen las enfermedades cardiovasculares antes de decidir si los toman o no.
Y si los beneficios no superan por mucho los riesgos, no están interesados en tomarlos.

Los investigadores entrevistaron a 356 personas con una media de edad de 76 años sobre su disposición para tomar medicamentos que reducirían el riesgo de un ataque cardiaco en los próximos cinco años, pero que causaban varios efectos secundarios, tales como fatiga, mareos, náuseas, pensamientos confusos o más lentos.

El 88 por ciento de los participantes dijo que tomarían el medicamento si no tuviera efectos adversos y condujera a seis ataques cardiacos menos por cada 100 personas. Ese es la reducción promedio en el riesgo de los medicamentos actuales para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
"Por el contrario, una gran proporción (entre 48 y 69 por ciento) no estaban dispuestos o tenían dudas sobre tomar un medicamento cuyo beneficio promedio causaba fatiga leve, náuseas o pensamiento borroso, y sólo tres por ciento tomaría medicamentos con efectos secundarios lo suficientemente graves como para afectar el funcionamiento", escribieron la Dra. Terri R. Fried de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale y del Sistema de Atención de la Salud de Asuntos de Veteranos de Connecticut, y colegas en un comunicado de prensa.

Entre más beneficios ofrecía el medicamento, más dispuestos estaban a tomarlo.
"El hallazgo central de este estudio es la gran influencia que ejerce la presencia de efectos adversos en las decisiones de las personas mayores sobre tomar o no un medicamento", apuntaron.
Los resultados sugieren que las directrices clínicas y las decisiones sobre recetar estos medicamentos a personas mayores necesitan destacar tanto los beneficios como los daños, agregaron los investigadores.
"La terapia recomendada por las directrices puede estar en desacuerdo con las preferencias de los pacientes que son a fin de cuentas el objetivo de estas directrices", concluyeron.

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