viernes, 11 de marzo de 2011

Logran reconstruir la uretra con tejidos producidos en laboratorio

Tubos urinarios artificiales reemplazaron segmentos de la uretra dañada.
El tejido producido seguía en funcionamiento seis años después.
Los métodos de regeneración de tejidos pueden aplicarse a múltiples órganos.
Investigadores del Instituto de Medicina Regenerativa del Centro Médico Baptista de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem (Estados Unidos) han desarrollado por primera vez uretras personalizadas y conseguir reemplazar con éxito el tejido dañado en cinco chicos de entre 10 y 14 años. Para ello han usado estructuras artificiales con tejidos producidos en laboratorio.

Tras el reemplazo de segmentos dañados de la uretra (tubos urinarios) en los chicos, las pruebas para medir el flujo urinario y el diámetro de los tubos mostraron que el tejido producido seguía en funcionamiento seis años después como media. Su avance en ingeniería de tejidos se publica en la edición digital de la revista The Lancet.

Los investigadores produjeron entre 2004 y 2007 uretras para cinco chicos de entre 10 y 14 años utilizando sus propias células. Tres pacientes tenían daños extensos debido a un trauma pélvico y dos pacientes habían pasado por cirugías que habían fallado. Los tubos urinarios producidos en el laboratorio fueron utilizadas para reemplazar segmentos completos de la uretra dañada en la sección que va del pene a la próstata, considerada la más difícil de reparar.

Células propias y multiplicadas sobre material artificial
El primer paso fue realizar una pequeña biopsia de vejiga de cada paciente. De cada muestra, los científicos aislaron células musculares lisas y células endoteliales (las que cubren los vasos sanguíneos). Estas células fueron multiplicadas en el laboratorio durante semanas y situadas entonces en una estructura con forma de tubo uretral.

Las estructuras artificiales, que tenían el tamaño necesario para cada paciente, estaban hechas de material biodegradable. Después de situar las células, las estructuras fueron incubadas durante siete días. Hacia el día seis, todas las áreas superficiales estaban cubiertas completamente con las células.

Después de la incubación, los tubos fueron implantados al eliminar el segmento defectuoso de la uretra y el tejido cicatrizado y fijar los tubos de reemplazo en su lugar. Una vez en el cuerpo, las células continuaron expandiéndose y comenzó la formación de tejidos. Las biopsias mostraron que las uretras producidas tenían capas normales de músculo epitelial y liso en los tres meses siguientes a la implantación.

Antecedente con vejigas en 1998
Las medidas de flujo, pruebas urinarias y cuestionarios a los pacientes confirmaron la satisfacción de éstos medida por la carencia de pérdidas nocturnas, propensión a orinar e infecciones del tracto urinario, síntomas comunes cuando los tubos uretrales se estrechan.

Según Anthony Atala, responsable del estudio y director del Instituto de Medicina Regenerativa, "esto es un ejemplo de cómo los métodos de regeneración de tejidos pueden aplicarse a múltiples tejidos y órganos".
El equipo de Atala utilizó un sistema similar para producir vejigas de sustitución que fueron implantadas en nueve niños a inicios de 1998, convirtiéndose en el primero del mundo que implantaba órganos producidos en el laboratorio en humanos. Los investigadores del instituto están actualmente produciendo más de 30 tejidos y órganos diferentes de reemplazo.

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