lunes, 14 de febrero de 2011

El hombre con el corazón plástico

Las enfermedades cardíacas amenazan las vidas de millones de personas y, con un número limitado de corazones disponibles para el trasplante, la ciencia médica ha anhelado durante mucho tiempo una solución definitiva para reparar o substituir a este órgano vital.
Troy Golden y su esposa. El sonido de la bomba neumática les recuerda que todo marcha bien.
Troy Golden, un pastor de Oklahoma, Estados Unidos, nació con un corazón condenado a romperse.

Desde su nacimiento, una enfermedad genética conocida como síndrome de Marfan ha estado atacando lentamente sus tejidos, incluidos aquellos que están alrededor del corazón y sus válvulas.

A la edad de 41 años, tuvo que someterse a una cirugía en la que fueron sustituidas sus válvulas y las paredes de su corazón fueron reformadas. Sin embargo, aunque la intervención la salvó la vida, su enfermedad continuó empeorando.

En enero de 2010, lo pusieron en la lista de espera para recibir trasplantes de corazón, pero era una lucha contra reloj sin un donante.

"El corazón de Troy estaba tan mal que una bomba cardíaca tradicional no habría bastado. Por eso decidimos intentar algo diferente: sustituir su corazón totalmente", explicó su cardiólogo, el Dr. Doug Horstmanshof.

Y en septiembre del año pasado, Golden se convirtió en una de las pocas personas en EE.UU. cuyos corazones han sido substituidos completamente por un dispositivo llamado Corazón Artificial Total.

Este es un corazón de plástico, pesa 160 gramos y es un poco más grande que un corazón biológico. Es accionado por una bomba neumática que el paciente lleva en una mochila.

Momento "imponente"
El cirujano a cargo de la operación, James Long, recuerda el momento en que se le implantó a Golden el corazón. "Era obviamente muy imponente", dice, "y era siniestro mirar dentro del pecho y saber que la única cosa que lo mantenía vivo era la bomba sintética con la que acabábamos de substituir su corazón".
La bomba que acciona el corazón de plástico es llevada en una mochila.

Golden ha tenido que acostumbrarse al sonido constante de la bomba neumática. Pero se ve bien, dice que se siente mucho mejor y le emociona lo que han hecho por él.

"Es impresionante salir del hospital y poder regresar a casa y volver a tener una vida relativamente normal", dice.

"Es difícil hasta imaginar lo que significa que te saquen el corazón porque uno piensa que sin corazón no está vivo", añade.

El Corazón Artificial Total no sólo ha extendido la vida de Golden, sino que le ha dado nuevas esperanzas. Pero no es una solución permanente.

Las baterías de su corazón se deben recargar constantemente, los repuestos deben estar siempre listos. El riesgo de infecciones y de coagulación aumentan la constante preocupación.

Desafío médico
Por el momento, Golden tiene que volver a soportar la larga espera por un donante, pero hay otras soluciones a la vista. Nuevos métodos de investigación se están centrando en cómo ayudar al corazón, en lugar de sustituirlo.

Cada vez es más frecuente el uso de bombas miniaturizadas en los pacientes que sufren de paro cardíaco. Éstas son aproximadamente del tamaño de un cigarro y, esencialmente, se conectan a la principal cámara de bombeo del corazón para ayudarlo a funcionar.

A diferencia del corazón artificial de Golden, las bombas miniaturizadas se pueden dejar dentro indefinidamente. Pero quizás lo más notable es el hecho de que a veces se les puede sacar, una vez que el corazón enfermo se haya recuperado.

A propósito, algunas de las investigaciones más emocionantes de estos momentos se centran en el potencial para que los corazones dañados se recuperen realmente.

Hay mucho interés en las células madre, que pueden convertirse en piezas de repuesto naturales para el cuerpo y, bajo condiciones apropiadas, se pueden transformar en un gran número de diversos tipos de células, con funciones especializadas. Por este motivo, pueden participar en el proceso de renovación, reemplazando a los tejidos enfermos y dañados.

Los resultados preliminares son muy polémicos, pero cada vez hay más indicios de que en el futuro podríamos aprovechar la capacidad regeneradora del corazón para las terapias.

Nuevos corazones
En una investigación más radical, la Dra. Doris Taylor, de la Universidad de Minnesota, EE.UU., ha estado empleando células madre para fabricar corazones en el laboratorio.
Millones de personas sufren de insuficiencia cardíaca.
Hasta ahora, ha tenido éxito con el corazón de una rata, al que le quitó sus células. A este andamio perfecto en forma de corazón lo ha repoblado con células madre, que se transforman en tejido cardíaco para que, eventualmente, el corazón vuelva a latir.

"La idea sería tomar un corazón, probablemente de un cerdo, eliminarle todas las células, y después tomar las células del paciente y cultivar una cantidad suficiente para fabricar un corazón que, una vez implantado, el cuerpo no rechace", explica Taylor.

Si su aplicación clínica funcionara, sería una posibilidad revolucionaria aunque relativamente distante.

Para Golden y los millones de personas para quienes la insuficiencia cardíaca es una realidad, este trabajo es vital.

Hay una posibilidad muy real de que, en las próximas décadas, los científicos puedan por fin encontrar la cura que están buscando.

Aunque la búsqueda de ese remedio mágico no terminará de la noche a la mañana, cada nuevo descubrimiento lo acerca un poco más.

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