sábado, 19 de febrero de 2011

Expertos australianos desafían guías de uso de sal en diabéticos

Un equipo de investigadores de Australia desafía a las guías que recomiendan que los diabéticos disminuyan la cantidad de sal de sus dietas.

El estudio, que pone de cabeza la sabiduría popular, reveló que los pacientes con los niveles más altos de sodio en orina tenían el riesgo más bajo de morir en 10 años.

"Esto cuestiona la recomendación universal de que todos los adultos deberían reducir el consumo de sal", escribe en la revista Diabetes Care el equipo de Elif I. Ekinci, de la University of Melbourne.

Pero, aunque no es la primera vez que se obtiene este tipo de resultados, el equipo de Australia, como otros antes, utilizó sólo la observación sin evaluar el efecto directo de consumir más o menos sal.

El equipo estudió a 638 personas con diabetes tipo 2 desde hacía años, y en general con enfermedad cardíaca e hipertensión. Al inicio del estudio, todos los participantes tenían entre 60 y 70 años; la mitad tenía obesidad.

"Esos son los pacientes en los que se utilizan las intervenciones más agresivas para modificar el estilo de vida", asegura el equipo.

Los participantes eran pacientes de una sola clínica especializada en diabetes y los médicos determinaron el nivel de sodio en orina al inicio del estudio. La cantidad promedio de sodio en orina (4,2 gramos/día) coincidía con lo hallado en encuestas mundiales previas.

En una década murieron 175 pacientes, principalmente por enfermedad cardíaca.

Por cada 2,3 gramos extra de sodio en la orina, el riesgo de morir durante el estudio disminuyó un 28 por ciento, aun tras considerar factores como la enfermedad renal o la edad.

"Eso fue inesperado. Crea la idea de que reducir el consumo de sal en los diabéticos tipo 2 no siempre es beneficioso", coincidieron Ekinci y George Jerums, coautor del estudio.

Más de 23 millones de estadounidenses tienen diabetes tipo 2. Según las Guías Alimentarias de Estados Unidos 2010, no deberían ingerir más de 1,5 gramos de sodio por día, alrededor de dos tercios de una cuchara de té. La mayoría de los estadounidenses consume más del doble de esa cantidad, según un estudio publicado el año pasado.

Por ahora, no se recomienda modificar las guías porque el nuevo estudio no prueba que la sal extra le prolongue la vida a los diabéticos.

El problema principal es que los pacientes con bajos niveles de sodio en orina estaban más enfermos y eran mayores, precisó el doctor Paul Elliott, que investiga la relación entre la dieta y la hipertensión en el Imperial College de Londres.

"Reducir el consumo de sodio tiene muchos efectos, algunos buenos, como bajar la presión, y otros malos", agregó el doctor Michael H. Alderman, del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York.

Alderman explicó que, por ejemplo, aumenta la resistencia a la insulina, que es el principal problema de la diabetes, y la producción de ciertas hormonas asociadas con las cardiopatías. "El efecto de la reducción del sodio debería ser la suma de todos estos efectos fisiológicos", dijo el experto.

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