jueves, 10 de febrero de 2011

¿Pueden los refrescos de dieta aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular?

Los fanáticos de los refrescos de dieta que los beben todos los días quizás estén evitando calorías, pero también podrían estar aumentando su riesgo de accidente cerebrovascular (ACV), según sugiere una investigación reciente.

"En nuestro estudio, observamos un aumento significativo en el riesgo entre los que tomaban refrescos de dieta a diario, en lugar de refrescos normales", señaló Hannah Gardener, epidemióloga de la facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, quien pensaba presentar su investigación el miércoles en la Conferencia Internacional sobre el Accidente Cerebrovascular 2011 en Los Ángeles.

¿A qué se debe la relación? "Aún no se sabe", comentó.

El ACV es la tercera principal causa de muerte, después de la enfermedad cardiaca y el cáncer, en EE. UU. Según la Asociación Estadounidense del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association), más de 137,000 personas mueren anualmente por la afección.

Investigaciones anteriores de otros científicos han encontrado que las personas que bebían más de un refresco a diario, ya fueran normales o de dieta, eran más propensas que las que no lo hacían a sufrir de síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo que incluyen hipertensión, triglicéridos (grasas sanguíneas) elevados, niveles bajos de colesterol bueno, glucemia elevada en ayunas y cinturas grandes. A su vez, el síndrome metabólico aumenta el riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular, concurren los expertos.

Gardener y colegas evaluaron los hábitos de consumo de refrescos de 2,564 personas inscritas en el gran Estudio de Manhattan del Norte (NOMAS, por su sigla en inglés) para ver si había alguna asociación con el ACV. Los participantes tenían una edad promedio de 69 años, y rellenaron cuestionarios alimentarios sobre el tipo de refrescos que consumían, y con qué frecuencia.

Durante el seguimiento medio de nueve años, ocurrieron 559 eventos vasculares, entre ellos ACV causados por hemorragias y coágulos. Éstos últimos se conocen como accidentes cerebrovasculares isquémicos.

Los investigadores controlaron factores como la edad, el sexo, la etnia, la actividad física, la ingesta de calorías, el tabaquismo y los hábitos de consumo de alcohol, y siguieron encontrando que los que bebían refrescos de dieta (en comparación con los que no bebían refrescos) tenían 61 por ciento más probabilidades de sufrir de un evento vascular.

Entonces, los investigadores controlaron la presencia del síndrome metabólico, la enfermedad vascular en las extremidades y los antecedentes de enfermedad cardiaca. La relación se sostuvo, aunque en 48 por ciento.

Aunque el estudio encontró una asociación posible entre los refrescos de dieta y el riesgo de ACV, no demostró causa y efecto. Y los expertos señalan que la investigación presentada en reuniones no ha sido sometida al mismo tipo de escrutinio riguroso dado a las que se publican en revistas médicas revisadas por pares.

Gardener señaló que "si nuestro estudio es replicado, sugeriría que los refrescos de dieta no son óptimos".

El Dr. Patrick Lyden, jefe de neurología del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles, revisó los hallazgos, pero no participó en la investigación. "Lo primero que pensé es que la correlación tenía que ser accidental", comentó.

Pero señaló que la ciencia del estudio parece sólida. "Podría haber algún tipo de correlación accidental", dijo. ¿Qué se puede hacer? "Esperar que se repitan estudios que muestren un riesgo, y mientras tanto, todo en moderación".

Aconseja a sus pacientes evitar beber refrescos a diario, ya sean de dieta o normales. "Un refresco de vez en cuando no hace daño a nadie", aseguró. "Me parece que una o dos veces por semanas es racional".

En un estudio distinto, Gardener también encontró que la ingesta elevada de sal se relacionaba con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. Usando los mismos datos, observó a 2,657 participantes del NOMAS, evaluando su ingesta de sal y dándoles seguimiento durante casi diez años.

En ese tiempo, hubo 187 ACV isquémicos. Los que consumían más de 4,000 miligramos de sodio al día tenían más del doble de riesgo de ACV isquémico que los que consumían menos de 1,500 miligramos al día.

¿Cuánta sal es lo ideal? La American Heart Association recomienda menos de 1,500 miligramos al día. Las actuales Directrices Dietéticas para los Estadounidenses recomiendan comer menos de 2,300 miligramos al día, e incluso menos (1,500 miligramos al día) para los que tienen más de 51 años y otras personas en particular. Entre los que deben no consumir más de 1,500 miligramos de sal al día se encuentran los negros y las personas que sufren de hipertensión, diabetes o enfermedad renal crónica.

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