domingo, 27 de febrero de 2011

La enfermedad celíaca es mas frecuente en niños

Miembros de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular han participado en un estudio epidemiológico que establece en un 1,3% la prevalencia de la enfermedad entre la población pediátrica.

La prevalencia de la enfermedad celíaca en la infancia es cinco veces superior a la de la población adulta. Así se desprende de un reciente estudio epidemiológico con 4.230 participantes de entre 1 y 80 años que se publica en Alimentary Pharmacology and Therapeutics, realizado en colaboración entre el Hospital Sant Joan de Déu, el Hospital Mutua de Terrassa y la Universidad de Barcelona.

“Las posibles causas de esta dramática caída de la prevalencia con la edad son difíciles de explicar, sobre todo si consideramos el carácter permanente de la enfermedad”, apunta la Dra. Carme Farré, miembro de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC) y coautora del estudio. A lo que añade que “una posible progresión a la latencia de la enfermedad celíaca asintomática con la edad, es un fenómeno que deberá ser investigado en futuros estudios”.

El diseño de este estudio de prevalencia de la enfermedad celíaca no tiene precedentes, es el primero en la literatura científica de la celiaquía cuyo diseño epidemiológico garantiza que la muestra transversal estudiada de personas participantes en el mismo es representativa de la composición por edades y sexos de la población general de Cataluña.

La enfermedad celíaca es una alteración autoinmune del intestino delgado desencadenada por algunos péptidos no digeribles del gluten, que afecta en personas genéticamente predispuestas. El gluten es una masa viscoelástica, insoluble en agua, que forma parte de las proteínas de reserva de los cereales: trigo, centeno, cebada y otros.

Actualmente, no es posible prevenir esta enfermedad. Ello se debe a su origen multifactorial y al desconocimiento de los factores ambientales y genéticos que, junto al gluten de la dieta y el perfil de susceptibilidad genética, inducen la respuesta anómala del sistema inmune intestinal. En cambio, si que están bien establecidos los grupos de riesgo para la enfermedad celíaca, como los familiares de primer grado, los pacientes con diabetes tipo 1, síndrome de Down, etc.

Actualmente, se está llevando a cabo un importante estudio multicéntrico, financiado por la Comunidad Europea (www.preventcd.com) para investigar la influencia de la historia dietética sobre la prevención de la enfermedad celíaca. “Se está investigando –explica la Dra. Farré- si la administración de pequeñas cantidades de gluten en lactantes puede inducir que el sistema inmune “aprenda” a tolerar esta proteína. Este proceso, llamado “desensibilización” o “inducción de tolerancia”, se aplica en niños genéticamente susceptibles (marcadores genéticos DQ2 y/o DQ8 positivos), familiares de pacientes celíacos. Los resultados de este proyecto serán muy valiosos para el conocimiento y la innovación en el manejo de la enfermedad”.

La enfermedad celíaca se puede detectar por sus síntomas clínicos típicos (diarrea y distensión abdominal) o por la presencia de anticuerpos específicos en pacientes de grupos de riesgo. En este sentido, los anticuerpos antitransglutaminasa de clase IgA son los marcadores serológicos recomendados por las sociedades científicas por su excelente sensibilidad y especificidad.

El especialista del laboratorio, como responsable de la detección serológica de la enfermedad, tiene una especial responsabilidad en el proceso diagnóstico. En este sentido, debe acceder a la información demográfica, clínica, dietética e histológica del paciente para interpretar adecuadamente el resultado de la serología. Este resultado, se compara con los anteriores, si los hay, y se colabora con el clínico para tomar las decisiones adecuadas en beneficio del paciente.

“Los marcadores serológicos de la enfermedad celíaca son excepcionalmente útiles para la detección y seguimiento de la enfermedad, sobre todo si se comparan con otros marcadores de otras enfermedades”, asegura la doctora de la SEQC.

La respuesta serológica o desaparición de los anticuerpos específicos con la instauración de la dieta sin gluten, puede tardar meses o años en función de los casos. Ello pone de relieve que el grado de sensibilidad al gluten es individual para cada paciente celíaco.

La Dra. Farré comenta que “la enfermedad celíaca se ha calificado de camaleónica en el sentido de que puede adquirir las formas clínicas más impensables. En niños, aparte de la clásica diarrea con distensión abdominal, los vómitos y el estancamiento de peso y/o talla sin causa aparente, son importantes motivos de consulta, además del dolor abdominal, el estreñimiento crónico, etc.”

En la población general, la anemia, la hipertransaminasemia leve, el disconfort abdominal y la falta de energía vital, sin causa aparente, son formas de manifestación de la enfermedad celíaca.

“Por ello, ante la heterogeneidad de los síntomas clínicos, la celíaca no debería ser considerada una alteración propia de la consulta del gastroenterólogo, sino que debería estar presente en el diagnóstico diferencial de especialistas como endocrinos, hematólogos, etc”, señala esta experta.

Finalmente, debe ser evitada la retirada empírica del gluten en pacientes sospechosos de enfermedad celíaca sin el diagnóstico histológico de certeza previo, dado que complica, prolonga y da inseguridad al proceso diagnóstico definitivo.

La dieta sin gluten es el único tratamiento eficaz de la enfermedad celíaca. La exclusión del gluten permite la recuperación de la arquitectura normal de la pared intestinal y de su función. La dieta sin gluten está libre de efectos secundarios y no requiere suplementación alguna.

La dieta sin gluten revierte, de forma gradual la lesión histológica intestinal, con desaparición progresiva de los anticuerpos específicos y de la sintomatología clínica, si los hay.

Un celíaco correctamente diagnosticado y fiel a la dieta sin gluten, es una persona con un intestino normal, que no necesita suplemento nutricional ni medicación. En ausencia de complicaciones y enfermedades asociadas, no tiene porqué realizar más controles médicos que los habituales en la población general.

La realización de un control analítico anual, con inclusión de un hemograma, con una bioquímica general, transaminasas, ferritina y marcadores de celiaquía, no está pautada en ningún protocolo, pero se considera un control justificado desde el punto de vista preventivo.

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