viernes, 4 de febrero de 2011

Prueba experimental detectaría el cáncer de próstata más grave

Un nuevo examen experimental podría ayudar en el futuro a los médicos a solucionar uno de los problemas más arduos en la terapia oncológica: determinar cuáles pacientes de cáncer de próstata necesitan un tratamiento particularmente enérgico.

Actualmente, cuando se diagnostica ese cáncer, los médicos no tienen modo confiable de determinar cuáles son los casos que son más graves y amenazan la vida del paciente.

La mayoría no lo son. Por eso es difícil determinar si se debe seguir observando al paciente para ver si la enfermedad avanza o si se debe recomendar un tratamiento inmediato, como cirugía o radiación. Ambos tratamientos pueden causar problemas como incontinencia o impotencia.

El dilema desemboca en un tratamiento excesivo, al extremo que unos 48 hombres reciben tratamiento por cada vida que se logra salvar, afirma el doctor Ronald DePinho, del Centro Oncológico Dana-Varber en Boston.

Sin embargo, DePinho y sus colegas han creado una prueba que, según dicen, podría ayudar a los médicos a detectar los tumores peligrosos con mayor precisión que en la actualidad. En los resultados que publica en línea la revista Nature el miércoles, los científicos mostraron una mejora en la precisión: el 91% en comparación con el 84% anterior.

Aplicada a las muestras de cáncer de próstata, la prueba genética indica "de qué modo este cáncer en particular está predispuesto a actuar", afirmó DePinho.

A partir de investigaciones en ratones, DePinho y colegas identificaron cuatro genes cuya actividad combinada en el cáncer parece hacer letales los tumores de próstata. Los genes están involucrados en procesos como crecimiento y capacidad de invadir otros tejidos.

Después los investigadores probaron si la actividad combinada de dichos genes pronosticaba el resultado del cáncer en los varones con una serie de exámenes en muestras de tumores humanos.

En la prueba más numerosa, observaron 405 especímenes de tumores de varones a quienes les habían diagnosticado la enfermedad entre 1983 y 2004. Treinta y ocho casos resultaron letales. Los investigadores observaron las características químicas de la actividad genética en las muestras y examinaron con qué precisión podía permitirles clasificar los tumores como letales o benignos.

Expertos no vinculados con el estudio elogiaron el experimento pero dijeron que se necesitan más pruebas.

"Todavía es temprano, pero es digno de entusiasmo", comentó el doctor Eric Klein, de la Clínica Cleveland. "Es un paso en la dirección correcta, sin duda".

El doctor Angelo De Marzo, profesor de patología, oncología y urología en la Escuela de Medicina John Hopkins en Baltimore dijo que era "un trabajo extremadamente interesante, prometedor, notable".

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